El candidato enfermo
Hugo Chávez no es un candidato normal. Controla prácticamente todo en Venezuela -incluso al organismo que contará los votos en las elecciones presidenciales del 7 de octubre- y aspira a quedarse un par de décadas más en el poder. Pero hay un problema: tiene cáncer.
Su anuncio desde la Habana, donde fue operado por segunda ocasión, me sorprendió. Nunca había visto que alguien se alegrara tanto porque le encontraron un tumor maligno. Pero está claro que Chávez quiere dar la impresión que está curado, que no hay metástasis, que sí podrá hacer campaña electoral y que gobernará hasta el final de los tiempos.
Sin embargo, la realidad es esta: Chávez es un candidato enfermo. ¿De qué exactamente? Bueno, esa es otra cuestión.
“Cuando uno es presidente de un país, la vida privada de uno ya no le pertenece”, me dijo en una entrevista Henrique Capriles, el gobernador del estado Miranda y candidato único de la oposición, cuando le pregunté si él sabía de qué estaba enfermo el presidente Chávez. “Estos son temas que deben manejarse con la más absoluta transparencia. Esto se ha manejado siempre con una dificultad en la información, a cuentagotas.”
Pero Capriles, de 39 años y que irradia esa personalidad casi hiperactiva del que no necesita muchas horas de sueño, fue más allá. La Repúblicana Bolivariana no es pareja con todos. “¿Qué puede esperar nuestro pueblo si el jefe de estado, la persona que tiene mayor poder en el país, dice que tiene una enfermedad –cáncer- y dice que en el país no están dadas las condiciones para atender su salud?
¿Qué queda para el ciudadano común? ¿Qué puede pensar si el presidente tiene que ir a atenderse a otro país?” Twitter es muy chismoso. Es muy útil para enterarse de las últimas noticias pero es poco confiable para saber del secreto mejor guardado del estado venezolano. Capriles, por ahora, ha decidido creer la versión oficial.
“Yo soy cristiano”, me dijo, vía satélite desde Caracas. “Valga la palabra (de Chávez) por delante. A mí me costaría creer que una persona sería capaz de jugar con su salud. Yo deseo que tenga una pronta recuperación y larga vida. El es la persona que me gustaría enfrentar en las elecciones de octubre. Queremos que él pueda ver con sus propios ojos los cambios que vamos a generar en Venezuela.”
No tan rápido. La última encuesta de la empresa Hinterlaces y publicada por la agencia EFE le da una clara ventaja a Chávez (52%) frente a Capriles (34%). La encuesta fue realizada luego de la selección de Capriles como candidato de la oposición. Pero él le restó importancia. “Nosotros tenemos una última foto”, aclaró. “En las últimas elecciones que hubo en nuestro país, el gobierno llegó a un 48 por ciento y nosotros obtuvimos un 52 por ciento.” Y el ex alcalde de Baruta cree que ese resultado se puede repetir en las votaciones presidenciales.
Si Chávez utiliza la confrontación y el insulto para atacar a sus opositores, Capriles prefiere la diplomacia y la lógica. Hace unas semanas Chávez le dijo lo siguiente a su contrincante político: “Por más que te disfraces, majunche, tienes rabo de cochino, tienes oreja de cochino, roncas como un cochino, eres un cochino.” Pero Capriles no le contestó. Esa es su estrategia.
“Yo no voy a contestar insultos y calificaciones”, me explicó. “Los venezolanos estamos cansados de la confrontación, de la pelea estéril; de utilizar la confrontación para ocultar los verdaderos problemas que tenemos en nuestro país. Venezuela es el país más violento de toda nuestra América. Tenemos la mayor tasa de inflación y problemas de empleo e inversión, en escuela y hospitales. Imagínate que perdiera yo el tiempo contestando insultos.”
Además de que esa es la preferencia de Capriles, está el riesgo político de atacar personalmente a alguien que está enfermo. Podría perder votos por parecer insensible y aprovechado.
Creo que Hugo Chávez no es un demócrata. Sí, ha ganado elecciones pero ha destruido el balance del poder en Venezuela, ha abusado de su puesto y hecho las leyes a su antojo, ha regalado a su discreción el principal patrimonio nacional –el petróleo- y ha fallado la prueba de fuego.
Y esa es: ¿está hoy mejor Venezuela que hace 13 años? La respuesta inequívoca es no. Basta ver los altísimos niveles de criminalidad e inflación -que están entre los peores del continente- y la división en la que ha sumido a su nación.
Así que es preciso ganarle por las buenas y con votos. De ninguna otra manera. La verdadera muerte política de Chávez vendrá cuando sus opositores demuestren que no es indispensable y que Venezuela puede funcionar perfectamente sin él.
Chávez está herido, física y políticamente, pero va a luchar hasta el final y hasta su última gota de energía. Estos especímenes autoritarios no funcionan a medias. América latina ha parido a muchos caudillos así y lo quieren todo, todo el tiempo.
Chávez sabe que no hay chavismo sin él y, aún enfermo, su único interés está en mantener y acumular su poder y en colarse en la historia. Como me dijo hace poco el ex presidente de Perú, Alan García, hay políticos que no buscan dinero ni nada sino la gloria. Chávez es de esos.
El candidato enfermo no se dará por vencido. Ni con cáncer. Nunca lo hará. Quiere asegurarse que vivirá para siempre. Twitter @ jorgeramosnews