La guerra de los números

 La guerra de los números

Jorge RamosNunca en casi tres décadas habíamos estado tan cerca de legalizar a la mayoría de los indocumentados que viven en Estados Unidos y que, según los últimos cálculos, rondan por los 11 millones. Y sabemos que nos estamos acercando por la cantidad de ataques que están recibiendo los inmigrantes.

El ataque más reciente es de los que creen que legalizar a los indocumentados va a costar mucho dinero. Muchísimo. Un estudio de la Fundación Heritage (http://herit.ag/YpRLxi) concluyó que a lo largo de toda su vida esos inmigrantes le costarían 6.3 billones de dólares (trillions, en inglés) al gobierno de Estados Unidos por servicios sociales, médicos, educativos y muchos otros.

Pero ese estudio tiene dos problemas. Uno, no calcula todos los trabajos que los inmigrantes legales crearían –hasta 900 mil al año, de acuerdo con un estudio del profesor Raúl Hinojosa de UCLA para el Instituto William C. Velazquez. Además, los trabajadores legales suelen gastar más y ahorrar más, invierten más y no temen, como los indocumentados, el iniciar nuevas empresas. Ya no tienen que esconderse. El profesor Hinojosa calculó también que, cada año, esos inmigrantes legalizados contribuirían hasta 5,400 millones de dólares en nuevos impuestos. Es decir, los ex indocumentados serían un negociazo para Estados Unidos.

El otro problema con el estudio de la Fundación Heritage es quién lo hizo. Uno de sus autores, Jason Richwine, tuvo que renunciar a la Fundación luego que se conociera que en su tesis de doctorado para Harvard en el 2009 escribió que “en promedio, el coeficiente intelectual de los inmigrantes en Estados Unidos es substancialmente menor que el de la población blanca y así se mantendrá por varias generaciones (…) y nadie sabe si los hispanos alguna vez tendrán la capacidad mental de los blancos.” Richwine parece estar cargado de prejuicios.

Si tú crees, de entrada, que los hispanos no pueden ser tan listos, tan capaces y tan educados como el resto de la población, entonces tus conclusiones nunca podrán ser objetivas y creíbles. Además, comparar a los hispanos con los blancos es un gravísimo error ya que los latinos no son una raza. Hay, desde luego, muchos latinos blancos.

El estudio de la Fundación Heritage quedó opacado por la controversia que generó uno de sus autores. Pero aún así queda abierta la pregunta: ¿los inmigrantes indocumentados contribuyen más de lo que toman de la sociedad? La respuesta es un categórico sí.

Un ejemplo. Tomemos el caso del sistema de salud de Estados Unidos. La escuela de medicina de la universidad de Harvard quería saber si los inmigrantes habían sido una carga para el programa de Medicare, que ayuda a los mayores de edad. La frecuente acusación de los más conservadores es que los inmigrantes abusan de los programas sociales que ofrece el gobierno.

Bueno, la conclusión fue exactamente la opuesta. Del 2002 al 2009 los inmigrantes le generaron al Medicare una ganancia de 115,000 millones de dólares. En cambio, los nacidos en Estados Unidos le ocasionaron una pérdida al gobierno durante el mismo período de 28,000 millones de dólares.

Esta es la guerra de los números. Por cada estudio, como el de la Fundación Heritage, que acusa a los inmigrantes de ser una carga para la economía de este país, hay otro que sale argumentando exactamente lo opuesto. ¿A quién le creemos?

Dejemos los números a un lado y déjenme contarles lo que yo he visto en mis 30 años en Estados Unidos. Los indocumentados que yo conozco han venido a este país a trabajar, no a robar ni a abusar de los programas gubernamentales. No son criminales ni terroristas. Muchos de ellos tienen dos y hasta tres trabajos.

Quieren que sus hijos estén mejor educados que ellos y hacen cualquier esfuerzo por sacarlos adelante.

Pagan impuestos –cada vez que compran algo y lo que les retienen en sus empleos sin ningún beneficio. Pero si estuvieran legales pagarían aún más impuestos ya que no tendrían que esconderse ni hacer todas sus transacciones en efectivo. Tan pronto como puedan salir de las sombras, esos indocumentados van a ser los primeros en abrir cuentas de banco, en crear pequeñas empresas, en regularizar su situación fiscal y en comprar casa y coche. Además, enviarán más dinero a sus países de origen. Es decir, todos ganan.

Los indocumentados no le quitan el trabajo a nadie. El Immigration Policy Center concluyó en un estudio que “los inmigrantes no son los causa del desempleo en Estados Unidos”. De hecho, crean empleos y no suelen competir por los mismos puestos de trabajo que los nacidos en este país.

Que no le digan, que no le cuenten. La maravillosa diversidad y fuerza de Estados Unidos se basa en que fue creada por inmigrantes. Este es un país que está unido, no por raza, religión o idioma, sino por la idea de que todos somos iguales, vengamos de donde vengamos. Este experimento social ha dado extraordinarios resultados: hay muy pocos países en el mundo con una democracia multirracial, multiétnica y multicultural como la de Estados Unidos.

No podemos, no debemos, cambiar lo que ha funcionado tan bien por más de dos siglos. Más allá de los números, hay que darle la bienvenida a los que vienen detrás de nosotros. Es exactamente lo mismo que hicieron los que llegaron antes que nosotros.

Jorge Ramos

Jorge Gilberto Ramos Ávalos, es un periodista y autor mexicoamericano. Considerado como el presentador de noticias en español más conocido en los Estados Unidos, se le conoce como "El Walter Cronkite de América Latina".

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