Comidas con amor
Por: Juliana Henao
Por muchos años en mi vida no presté atención a la obesidad porque nunca fue un problema para mí, mi estilo de vida incluía una alimentación 100% natural y ejercicio regular, poco amiga de los gimnasios, pero si gustaba de las caminatas, la natación y los aeróbicos al aire libre.
Mientras mis hijos estuvieron pequeños les transmití este tipo de estilo de vida, hasta que nos mudamos a Estados Unidos.
Los diferentes cambios que vivimos a nivel familiar, escolar, social y cultural nos llevaron a un cambio de nuestros saludables hábitos alimenticios. Por una parte la rapidez de los días, las diferentes actividades y lo maravilloso de tener al alcance las comidas rápidas empezaron a causar sobrepeso y malestares estomacales en todos los miembros de la familia.
Este hecho me llevó a empezar a observar qué comíamos, qué nos causaba malestar y a realizar una búsqueda de cómo podía mejorar la alimentación que estaba preparando para mi familia, al mismo tiempo a generar actividades que nos permitirían mayor actividad física.
Mis hijos empezaron a practicar deportes, actividades culturales y actividades físicas al aire libre que les proporcionaba quemar calorías, aprender y sentirse mejor.
Por mi parte, empecé a madrugar más, y a prepararles alimentos o la lonchera para llevar a la escuela. Dejé de comprar en el supermercado pasa bocas, sodas, y volví a preparar más jugos naturales. Con todas mis ocupaciones no fue fácil, madrugar y preparar las comidas, especialmente cuando la cocina no es uno de mis principales talentos, pero el amor por mis hijos y el deseo de verlos saludables se convirtieron en mi mayor motivación cada día.
Pero mi tarea no terminó allí, empecé a interesarme en temas como la Ayurveda, en la Bio-individualidad, en buscar recetas saludables y prácticas. Mientras mis hijos se tomaban más en serio sus deportes y sus aficiones, yo no solo cuidaba su alimentación, sino que hacia énfasis en trabajar con ellos todo lo que aprendía.
No estoy de acuerdo con dietas que privan los niños y adolescentes de comer. Después de mucho buscar y estudiar me encontré con la sorpresa de que no solo la comida engorda; engordan también todas aquellas emociones que nos afectan.
Los niños a veces están expuestos a una vida muy estresada entre tanta actividad que realizan durante el día, a las pocas horas de sueño y descanso que tienen, en su mayoría los niños se ven afectados por los problemas de violencia y disgusto que se viven en las casas y que los adultos son los responsables y a las exigencias de las escuelas.
Así que mi invitación hoy es a que observe ¿Qué alimentos prepara y cómo los prepara? ¿Estos alimentos tienen contenido nutricional para sus hijos y les ayuda al crecimiento? ¿Duermen sus hijos bien? ¿Tienen tiempo para descansar entre una actividad y otra? ¿Qué actividades practica al aire libre? ¿Le gusta algún deporte? ¿Qué les genera ansiedad a sus hijos? ¿Al momento de comer, hay paz en su casa?
Como madres no tenemos que ser expertas en todo, pero con seguridad nuestra intuición nos ayudará a encontrar los recursos y las personas adecuadas que nos ayuden a ofrecer lo mejor a nuestros hijos. Y recuerde los alimentos primarios son los sentimientos, el desarrollo espiritual, y las relaciones personales.
Una buena comida empieza cuando se prepara con amor y se agradece por ella.