El propósito de vida
Por: Juliana Henao
Quien lo creyera pero una gran mayoría de personas van viviendo la vida sin sentido, de una forma mecánica y rutinaria, sumiéndose en relaciones insensatas y dañinas.
No son felices, pero tan poco infelices, se encuentran en un estado de inercia que ni ellos mismos logran percibir. Asumiendo que todo está bien. Sin embargo, durante el transcurso del tiempo, algunos ya sea por un cambio externo o porque sienten un vacio interno empiezan cuestionarse acerca de sus vidas, acerca de encontrar un propósito para sus vidas.
Muchos piensan que tener un propósito de vida es cambiar el mundo, ser reconocido a nivel mundial, pero la realidad es que tener un propósito de vida es más simple que eso, es vivir de manera que sientes que tu vida tiene sentido, que tu vales y lo que haces deja un impacto.
Las personas que han encontrado su propósito de vida disfrutan el día a día, tienen menos enfermedades, se estresan menos, se ocupan menos de lo que hacen los otros, critican menos, entienden más, comprenden más.
Para encontrar el propósito de vida es importante pasar más tiempo consigo mismo, empezar a observar que actividades o situaciones realmente te dejan satisfecho, para esto se puede hacer un ejercicio diario donde se dediquen mínimo 10 minutos durante dos semanas a analizar qué actividades diarias representaron mayor felicidad y que actividades dejaron esa sensación de insatisfacción o culpabilidad, o desasosiego.
Es importante ser honesto al hacer este ejercicio. Sin juzgarse a sí mismo o criticarse. Esta reflexión personal se puede escribir o utilizar la opción de grabar que traen los teléfonos inteligentes.
Luego de las dos semanas, releer o escuchar la grabación y realizar una lluvia de ideas de posibles cambios a hacer a término inmediato y mediano plazo.
Luego de tener varias ideas, escoger dos metas a cumplir en un periodo de cuatro semanas. La clave aquí es comprometerse consigo mismo a cumplir con esas dos metas, es verse a sí mismo desde una perspectiva diferente.
Visualice a sí mismo al final de sus días, si tuviera la oportunidad de mirar atrás y responder la pregunta: ¿Qué realmente trajo felicidad y satisfacción a mi vida?
Así que no lo piense más y empiece a vivir su vida con sentido.