La clave para vivir bien no es magia, es práctica
Juliana Henao
Hay una cantidad de personas en la actualidad ofreciendo servicios de autoayuda, talleres y escribiendo libros que promueven la sanación de dolores del alma y del cuerpo en un dos por tres.
Posiblemente todas esas herramientas pueden ser útiles para un momento determinado y una circunstancia especifica, debido a que la mayoría de ellos ofrecen verdades a medias que pueden ser muy atractivas para las personas, pero en especial para aquellas que se encuentran en un momento difícil de su vida.
Muchas de estas personas juegan con los deseos básicos de las personas de ser amadas, tener un mejor ingreso, ser famosos, y ser reconocidos. Es por ello, que títulos como Hágase rico ya! O los 12 pasos para lograr el amor de su vida se venden, porque toca las necesidades e intereses más comunes entre todos.
Sin embargo, lo que la mayoría no entiende es que no hay un atajo o una fórmula mágica para vivir la vida. No hay secretos, la verdadera verdad ha estado siempre al alcance de todos, pero es tan obvia que la mayoría de veces se ignora.
Vivir la vida al máximo no implica pararse de cabeza, hacer ayunos permanentes, aislarse por completo de la sociedad, realizar deportes extremos, tener aventuras exóticas. Por el contrario, es poder disfrutar de una calma constante a pesar de los cambios y los desafíos del diario vivir.
Es la práctica diaria de poder estar en el presente, de observarse a sí mismo, del lograr enfocarse en lo que verdaderamente quiere y no distraerse con la cantidad exagerada de mensajes que se reciben a diario de lo que se debe de hacer para ser feliz.
Como se mencionaba anteriormente la verdad para vivir tranquilos y felices es básicamente enfocarse en el presente y cultivar buenas relaciones, empezando consigo mismo.
Pero el hecho de que sean tan claras hace que muchas veces no sea valoradas, y se consideren poco prácticas. Además, las personas buscan soluciones fáciles y rápidas, y el vivir el presente y amarse a sí mismo no por ser obvias, son fáciles, requieren práctica diaria, valentía y compromiso.
El enfocarse en el ahora implica un trabajo mental de acallar los pensamientos, de disfrutar cada segundo, dejar de lado creencias sobretodo las que causan infelicidad e intranquilidad, dejar los miedos, confiar.
El cultivar una relación saludable implica amarse a sí mismo, escucharse, observarse, aceptarse y trabajar a nivel mental, espiritual y físico. Mental prestando atención a los pensamientos, en lo que se elige creer, en lo que se crea, en la forma de comunicarse.
Espiritual, reconociendo las maravillas de la existencia en la tierra que puede ir más allá de la comprensión humana. Creando una actitud de gratitud por cada bien recibido. Y físico cuidando del cuerpo y reconociendo su valor, esto supone una alimentación sana, descanso suficiente, tomar agua, y dormir relajado.