La complejidad de las relaciones
Dentro de pocos meses una de mis primas va a contraer matrimonio, y estaba verificando con mis hijos si podían asistir a la celebración, y mi hijo responde: “Tal vez no sea buena idea, de cuatro bodas a las que he asistido, ya tres parejas están separadas, y falta esperar la cuarta porque llevan muy poco de casados”.
Este comentario nos llevó a una conversaciónón bastante interesante acerca de las relaciones de pareja y el por qué son tan conflictivas, poco saludables y dolorosas.
Lo primero es que las relaciones de pareja se establecen desde la necesidad, y no desde la complementariedad. Así, se establecen relaciones con personas que tienen las cualidades que no se poseen, para llenar un vacío o para que el otro asuma lo que le corresponde, o bien relaciones de poder, donde uno es más débil que el otro, así uno asume el control y el otro cómodamente permite que tomen decisiones por él.
Desde esta condición las relaciones funcionan por un determinado tiempo, pero luego las personas empiezan a sentirse infelices, esa voz interior les empieza a gritar que algo no anda bien, que la soledad es mucho más grande que cuando estaban solos, y empiezan a surgir reclamos, quejas que no son más que el reflejo del desamor interno que se vive.
Pero en esa falta de sinceridad y honestidad consigo mismo, las parejas desvían su atención hacia la religión o filosofías y justifican quedarse en una relación por años aunque no sean fáciles basándose en argumento como: “Dios eligió mi esposo” o “Yo hice un acuerdo ancestral o es mi karma”, o por el contrario, van cambiando de pareja fácilmente al primer desacuerdo.
Las dos situaciones pueden ser igual de complicadas y poco enriquecedoras para la vida en pareja, que muy contrario al pensar colectivo en general, las relaciones pueden ser gratificantes, amorosas y pueden ser fuente de gran paz y armonía, pero esto no se puede dar hasta que la persona no se ame así misma.
Hasta que comprenda que no necesita una media naranja, porque no es una naranja, sino que es una persona completa que decide compartir su experiencia personal con otra, su rutina, sus pensamientos y emociones.
Para establecer una relación de pareja saludable, es básico que la persona tenga una relación sana consigo misma. Se preocupe por sí misma, busque lo mejor para sí misma, tenga claridad qué quiere.
Así al entablar una relación de pareja podrá establecer compromisos, podrá convivir con el otro en paz, podrá disfrutar de las riquezas de la unión tanto física, como sexual y emocional, donde no hay necesidad de control o manipulación, sino de vivir en pareja sin miedos, sin frustraciones, sin dolor. Donde como menciona Virginia Blanes “El amor no es dar, es ser y permitirse ser.”