¿Te siente preso?
Por: Juliana Henao, especial para el Nuevo Georgia
Te ha pasado que algunas veces te sientes preso, cómo si no tuvieras opciones en la vida? Y piensas que estas ahí porque tienes que hacerlo. Quizás la respuesta sea que sí y que lo peor que pueda suceder es que no encuentres alternativas para vivir de una manera diferente.
Una técnica que puede brindarte una perspectiva de tu situación actual es buscar un momento en donde puedas estar a solas por unos minutos, cerrar tus ojos, respirar profundamente y concentrarte en el latido de tu corazón. Frente a una situación en particular pregúntate que puedes hacer y verás que encontraras otras posibilidades para solucionar un problema, o encuentras la forma de realizar un tarea que tenías pendiente.
Esta técnica es muy sencilla, y cualquier persona tiene la capacidad de realizarla, solo es necesario tener la disposición de hacerla y evitar cualquier distracción posible, es recomendable apagar la televisión, el radio, y la computadora.
El lugar, puede ser el cuarto, la sala o el comedor, lo importante es que sea un lugar donde pueda sentarse y que tenga disponible al menos de cinco minutos. Puedes realizarla todos los días, varias veces al día si así lo deseas. La clave es hacer una pregunta clara y concisa a la vez, si se hacen varias preguntas a la vez no podrás obtener una respuesta clara. El objetivo básico de esta técnica es ir creando coherencia entre lo que sentimos y pensamos, que por consiguiente generará una coherencia con lo que se dice y se hace.
Cuando se logra dicha coherencia, se empieza a vivir de una manera libre. Incluso aun en las circunstancias más complicadas de la vida, el ser humano tiene la capacidad de ser libre como reaccionar frente a ellas.
Una segunda técnica es observar los pensamientos por un día, tienes por lo menos unos 60,000 mil pensamientos al día. Cada pensamiento que generas tiene una consecuencia en tus acciones y en tu cuerpo. El observar tus propios pensamientos, te ayuda a identificar tus creencias, la perspectiva que tienes de la vida.
Cuando realizas este ejercicio, puede que aparezca la resistencia, y empieces a preguntarte y a decirte: “Que tonto este ejercicio, pero si yo me conozco”, o ¿Cómo voy a perder tiempo en observarme? Agradece esa resistencia y las otras que puedan aparecer, y continua observándote. Luego de observar tus pensamientos y la situación que genero el pensamiento.
El objetivo principal de esta técnica es identificar los pensamientos que traen alegría a tu vida, o aquellos que te producen malestar y tristeza. Cuando tienes un pensamiento triste puedes tener reacciones en tu cuerpo como frío, poco apetito, o por el contrario mucho apetito, ganas de dormir, entre otros. Si tienes pensamientos que te traen alegría podrás sentir deseos de bailar, de abrazar, de sonreír. Si tienes pensamientos de confusión, quizás experimentes dolor de cabeza. Si tienes pensamientos de miedo, tal vez puedes vomitar, sentir escalofrío, dolor de estomago.
Luego, haz una lista de los pensamientos que más se repiten. Y cada vez que vengan a tu mente agradecemos, bendícelos y pregúntate si la causa que genera ese pensamiento es actual, haz la pregunta ¿Qué puedo yo hacer para cambiar ésta situación? ¿Qué es lo peor que pueda suceder? Si la causa ya sucedió pregunta ¿Tiene sentido que ocupe mi tiempo en algo que ya sucedió? ¿El que lo recuerde, puede mejorar mi situación actual? Puedes hacer otras preguntas que te surjan, y como ya tienes práctica en el ejercicio de escuchar el corazón encontrares la respuesta adecuada, si por alguna razón no llega de inmediato, respira de nuevo e inténtalo de nuevo.
Ambas técnicas ayudan a conocerte mejor y amarte más. Y como toda relación al principio toma tiempo, pero si pones tu mejor esfuerzo cada día que te veas en el espejo te encontraràs con alguien imposible de no amar.