Valentía y honestidad consigo mismo
Por: Juliana Henao
Existe la tendencia general a considerar la valentía y la honestidad como valores externos, cuando en realidad son valores internos que cuando se viven mejoran la salud mental individual.
Sin embargo, las personas con frecuencia sienten miedo de mostrarse al mundo como son, de mostrarse vulnerables y humanos. De ser honestos consigo mismos y de reconocerse en sus limitaciones y en sus potencialidades. Y si no hay esa honestidad consigo mismo, no es posible la honestidad en la relación con los otros.
Es por eso que las personas recurren al uso de las máscaras y la imagen para proyectarse como una persona que sea aceptada por los otros. En ese afán de perfección y aceptación se recurre a comportamientos obsesivos y estados emocionales que afectan la salud y el bienestar, ejemplo de esto son las dietas excesivas que se hacen para proyectar una imagen de tener un cuerpo perfecto, o el recurrir al uso de cierta ropa, accesorios o autos para proyectar una imagen de éxito.
Mostrarse como se es en realidad es un acto de valentía, que muy pocos asumen, porque implica a su vez un trabajo arduo de ser honesto consigo mismo, de reconocer los errores asumidos, de aceptar las consecuencias de los actos, de perder en muchos casos el amor de los otros, de no ser aceptado por el común de la gente, de reconocer que no se es perfecto y de no escudarse en la imperfección. De saber decir no, de establecer límites y dar permisos.
Reconocer la propia vulnerabilidad y vencer el miedo de mostrarla a los demás, lleva a la compasión y al entendimiento de los otros. No es tarea fácil ser valiente y honesto, pero indiscutiblemente cuando se empieza este proceso la coherencia mental lleva a una salud mental que permite que la persona viva feliz y libre.