El arte de tomar decisiones
Tomar decisiones es un arte: el arte de aprender a aceptar que te equivocas más de lo que aciertas y aprender de esos errores.
También es una habilidad: si no te empecinas, si no te obsesionas, si piensas con cabeza fría y tus decisiones son fruto de pensamientos positivos y conscientes, es muy probable que aciertas más de lo que fallas. Paradójicamente, tú eliges, tú decides que camino tomar.
Es una de las paradojas más grandes de la vida, sin duda: todo el tiempo, todos los días, tomas decisiones. Importantes, intrascendentes, equivocadas o acertadas, pero decisiones al fin.
Sin embargo, nunca nadie te enseña cómo tomar decisiones. Es algo que aprendes en el camino, a punta de errores, de costosas equivocaciones, después de pagar un alto precio por ellas.
Y, para colmo, puedo decirte que conozco a varias personas que jamás aprendieron a tomar las decisiones adecuadas. ¿Por qué nunca aprendieron? Porque siempre tomaron decisiones para complacer a otros, o en función de lo que podían recibir a cambio, o simplemente porque las adoptaron desde el miedo. Entonces, tristemente nunca obtuvieron aquello que esperaban.
¿Entiendes? No hay fórmulas perfectas. Hay sí, algunas estrategias que resultan muy útiles, como las siguientes:
1- Contempla las dos caras. Cualquier decisión, la más simple o la más comprometedora, tiene dos caras. Sopésalas, analízalas, vislumbra cuál es la que más te conviene y no perjudica a otros.
2- Escucha tu instinto. Esta es una capacidad muy útil, si sabemos aprovecharlas. Es esa voz interior que te orienta, que te indica cuál es el camino correcto. Es como tu ángel de la guarda.
3- Ten claro lo que quieres. Una decisión equivocada es producto de una duda, de no saber qué deseas o para dónde vas. Antes de decidir, determina adónde quieres llegar, y cómo lo harás.
4- Elige desde la confianza. La mayoría de las veces que erramos es porque la decisión surgió del miedo y no de la confianza. Piensa qué pasaría en tu vida si dices sí o si dices no, y cree en ti.
5- Infórmate primero. Nada peor que una decisión apresurada, improvisada. Conoce bien la situación, analiza los pros y los contras, mira desde una perspectiva positiva y usa el sentido común.
Tomar decisiones es un arte: el arte de aprender a aceptar que te equivocas más de lo que aciertas y aprender de esos errores. El problema es que en el instante no sabemos si fue la decisión adecuada y cuando nos damos cuenta quizás ya es demasiado tarde. Pero, es bueno convenir que cuando tomamos una decisión solo hay un camino: confiar en que sea la acertada, la adecuada.
Comentarios, Sugerencias e Información:
María E. Salazar: 770-695-1325/678-431-9901
mariae164@gmail.com / salazar95.evc@gmail.com