Ser más productivo no es cuestión de tiempo, sino de método
Por: MARIA EMILIA SALAZAR, especial para El Nuevo Georgia.
Ser más productivo no es cuestión de tiempo, sino de organización y de disciplina. Se trata de aprender a gestionar tu vida laboral sin que entre en conflicto con la personal, con la vida misma.
Te comparto cinco estrategias que me ayudaron a reinventar mi jornada laboral. ¿Cómo lo hice?
Aquí cinco estrategias que me permitieron reinventarme:
1.- Tu espacio, tu reino. Para muchas personas, este aspecto es secundario, pero si piensas así estás equivocado. Tu espacio de trabajo es sagrado, especialmente si trabajas desde casa. No puede ser el comedor, no puede ser la sala de estar, sino que necesitas un lugar privado, pensado y adaptado para que puedas llevar a cabo las tareas que tu labor demanda.
2.- Aleja las distracciones. Este es uno de los hábitos más difíciles de adoptar cuando trabajas en casa. De ser posible, insonoriza el lugar para que los ruidos externos (de otras habitaciones o de la calle) no te distraigan. Y asegúrate de que tienes la opción de bloquear la puerta.
Por supuesto, también debes disciplinarte en cuanto a redes sociales, televisión, música o cualquier otro agente externo que pueda distraerte. Silencia tu teléfono (en especial, las benditas notificaciones) y salvo que sea necesario no prendas equipos que puedan afectar tu nivel de concentración. El arte de la productividad está en fijar un tiempo para cada actividad.
3.- Establece tiempos. Una de las prácticas laborales más tóxicas es aquella de las jornadas extendidas que, inclusive, suelen pasar por alto el receso para el almuerzo. Es por aquella vieja y equivocada creencia de que si el empleado está en su lugar de trabajo ¡está trabajando! Y no siempre es así. La clave está en dividir tu día en períodos que puedas controlar sin problema.
¿Por ejemplo? Haces pausas activas luego de hora y media de trabajo. Te paras, caminas, vas al baño, te tomas un café, juegas 5 minutos con tu mascota, miras el teléfono a ver qué novedades hubo, le das una rápida mirada a tu correo, en fin. Una pausa de 15 minutos y luego vuelves al trabajo ¡con una actividad diferente! Así, sentirás como si tu día apenas comenzara.
4.- Termina lo que empiezas. Esto es fundamental. El principal motivo de la desorganización en el trabajo es la procrastinación, un mal al que los emprendedores somos muy propensos.
¿Por qué? Porque realizamos demasiadas tareas de diversa índole y permitimos que el frenesí de la rutina nos lleve por delante. La forma más eficaz de acabar con esto es terminar cada tarea que inicias.
Fijar una agenda desde la noche anterior es una estrategia útil. A cada tarea fíjale un tiempo de ejecución y procura terminarla en ese período. Fíjate objetivos que puedas cumplir, inclusive cuando se presentan imprevistos. No te sobrecargues y tampoco pierdas la paciencia: el secreto de la productividad está en el método, en el sistema que diseñes para optimizar tu tiempo.
5.- Deja tiempo para vivir la vida. Este es uno aspecto que la mayoría omite, y es un grave error. De hecho, es el origen de muchos de los problemas que enfrentamos en el ámbito laboral. Descansa, programa tiempo para lo que más te gusta (cocinar, leer, ir al cine, escuchar música, pasear al perro) y también para practicar ejercicio o para tareas tan comunes como ir al supermercado.
La mayor parte de la vida la dedicamos a trabajar, es cierto. Sin embargo, debemos aprender que no todo en la vida es trabajo. Hay una vida por vivir, una maravillosa. Sal con tus amigos, pégate una escapada con tu pareja, prémiate de cuando en cuando y, sobre todo, no te conviertas en el esclavo de tu propio negocio. Recuerda: el trabajo es reflejo de tu vida; sé feliz y serás exitoso.
Aunque no lo creas, la productividad comienza por tu sitio de trabajo, tu lu lugar sagrado
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