¿Volver a la leche materna?
Por: María Isabel Pérez
La imagen de un avión aterrizando y la reseña de las noticias de que traía a Estados Unidos varias toneladas de fórmula de alimento para bebés, me pareció irreal.
La primera potencia mundial, el país más rico del mundo, la tierra de las oportunidades y el sueño americano encabeza titulares por la crisis que enfrenta ante la escasez de formula generada hace algunos meses por diversos factores.
Denuncias de infantes muertos y enfermos por el alimento, justificaron el retiro de algunas marcas de los estantes. Sumado a los problemas de la cadena de suministro y las consecuencias de la pandemia en el proceso de producción, crearon la tormenta perfecta para que hoy padres de familia se encuentren en una situación nunca imaginada en la nación más poderosa del mundo.
Durante semanas, los estantes vacíos de fórmula de la tiendas y supermercados llenaron los informes de prensa, mientras se buscaban alternativas para enfrentar esta lamentable circunstancia en la cual los más indefensos se han visto directamente afectados.
En una cacería permanente en búsqueda del alimento infantil, grupos de padres se movilizaron en redes sociales para apoyarse mutuamente, intercambiando o donando los lotes existentes.
Así mismo, los bancos de leche materna cobrando una importancia trascendental, recomendaciones de pediatras y médicos en el sentido de evitar combinar la fórmula con agua.
Toda esta circunstancia me parece increíble. Los que no tienen infantes, no hemos percibido el drama que significa no encontrar el pote o la lata de leche en polvo. Es como si nosotros estuviéramos viviendo una realidad paralela ajena a la angustiosa y penosa realidad de los padres y madres que quizás en estos momentos no tengan con que alimentar a sus bebés.
Quizás no se trate de una situación apocalíptica, pero sí dramática. De hecho, hay alternativas y en el plano gubernamental se han establecido ciertas medidas para enfrentar el problema.
Los críticos del gobierno siempre argumentarán que ha sido culpa del mismo. Pero los que hemos entendido, es que una situación como la actual nunca se predijo y tomo a todos desprevenidos y sin un plan de contingencia.
Entiendo, que la fórmula infantil para alimentar a los bebés es una alternativa creada para facilitar la vida de los padres que trabajan, para ayudar a las madres que tal vez no pueden por alguna circunstancia alimentar a sus niños, o hace parte del proceso de un mundo en donde todo está hecho para que la vida sea “más fácil”.
Sin embargo, esta crisis me lleva a preguntarme si no sería necesario volver a los tiempos de nuestros ancestros, donde la leche materna o mejor amamantar a los bebés era la respuesta natural a la supervivencia.
Comprendo que muchas madres continúan haciéndolo y que la fórmula es solo una alternativa que ayuda en el proceso. Sobre todo, teniendo en cuenta que muchas trabajan y que este alimento les ayuda cuando no están en casa o en otras circunstancias.
Pero, de nuevo, ¿Cómo hacían antes cuando estos productos no existían? ¿Cómo alimentaban a los bebés?
Tuvo que haber sido con la leche materna. Incluso con leche de vaca o cabra, según nos cuentan los abuelos. Obviamente que las autoridades de salud tendrían reservas al respecto, pero solo pienso en voz alta respecto a que había alternativas de las cuales pudiéramos aprender algo en el día de hoy.
Es claro que además de lo que se está haciendo hoy para minimizar la crisis, se debe implementar iniciativas que eviten situaciones como la que vive el país.
Me atrevo a proponer que las madres trabajadoras puedan tener más tiempo en casa para amamantar a sus bebés, y que esta sea una prioridad de interés nacional.
Al fin y al cabo, en sus manos están los futuros ciudadanos y dirigentes del país, ¿No merecen esa importancia?