“Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno”

 “Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno”

Esta frase extraída del legado de Emiliano Zapata, reconocido luchar por los derechos de los campesinos e indígenas de México, bien pudiera aplicarse hoy a la batalla que libran millones de inmigrantes en los Estados Unidos de América, donde una justicia legal, comprensible y acogedora, se confunde con una ley injusta, desastrosa y mezquina en contra de sus familias y en contra incluso de sus vidas.

Las demostraciones del pasado primero y dos de julio son la muestra fehaciente de que, en el Estado de Georgia al menos, la lucha se dará hasta el final, no solo en contra de la HB 87, como lo han precisado algunos organizadores, sino de todo vestigio de segregación y discriminación contra quienes, un grupo de políticos, especialmente republicanos, han querido tratar como a personas de tercera.

El primero de julio muchos más de los que se pueda llegar a imaginar faltaron a sus trabajos, no salieron de compras, no gastaron, no dejaron sus impuestos a las ventas a un Estado, donde su gobernador—considerado uno de los 15 políticos más corruptos de la nación—ha demostrado con esmero que está dispuesto a pisotear la dignidad de los inmigrantes.

Se calcula que más de 200 empresarios, no solo dieron orden de cerrar sus negocios en todo el Estado, también al día siguiente dispusieron de autobuses y medios de transporte para llevarlos a la marcha en el centro de Atlanta, donde se congregaron para decir: basta!

Nombrar a algunos sería injusto con los demás, pero ese respaldo al movimiento en contra de la HB-87 y a favor de una reforma migratoria no es algo que hubiera sido producto de su propia iniciativa, es el fruto de una labor aguerrida de educación, de organización y de constancia de un grupo de luchadores comunitarios, quienes nunca han creído que el silencio sea la opción en estos momentos de ataque.

El primero de julio cientos de camas en los hoteles más lujosos de la ciudad se quedaron esperando la mano de una inmigrante para que fuera a tenderlas; muchas oficinas cerraron y al otro lado del Estado muchos esperaron la voz de una secretaria que ese día enmudeció porque decidió acatar el Día del Incumplimiento; muchas construcciones se quedaron a la espera de nuestros hombres para seguir levantado una estructura jeroglífica de madera, que si no fuera por ellos, nunca podría ponerse en pie.

Cocinas que no se encendieron, platos que no fueron lavados, harina que no fue tocada para convertirse en tortillas, tiendas que no ofrecieron sus mercancías, una comunidad que no declina y no declinará, si continúa unida como lo ha hecho en los últimos tiempos.

El dos de julio, mientras tanto, la cara de los oficiales de las policías de Fulton y Atlanta, podían medirse como señal de que, ese río humano de miles y miles de personas vestidas de blanco no las esperaban, quizá porque, como muchos otros, habían creído que los hispanos seguirían dormidos.

Pero la gente esta vez demostró lo contrario, no solo han despertado movidos por los más cobardes ataques desde las legislaturas de casi todos los Estados especialmente el de Georgia, sino que ya no está dispuesta a seguir siendo objeto de mentiras y burlas por parte de los supremacistas blancos y uno que otro negro que aun no sabe si el doctor King lo liberó, o si viviría mejor sometido y sojuzgado en el apartheid.

Zapata decía que si para el pueblo no había justicia, el gobierno no merecía tener paz, y justamente eso es lo que debe seguir sucediendo.

Los granjeros siguen insistiendo en que, las pérdidas que registrarán este año superarán los 300 millones de dólares; la industria de los hoteles y el turismo estima en más de 10 mil millones de dólares lo que podrían perder por un boicot; el juez federal Thomas Trahs, entre otras cosas dejó entrever que la HB-87 estaba fundada en sólidas mentiras, y como si fuera poco, le dejó saber al gobierno que podría estar causando un grave daño a su relación con los países de América Latina.

No se había repuesto el gobernador de las apreciaciones del juez, cuando el ex gobernador Sonny Perdue,–en cuyo período se incubaron figuras nefastas y desagradables como las de Chip Rogers y D.A. King–, salió a criticar a través del Canal 2 de televisión, la aprobación y firma de la HB-87.

Hipócrita o no, Perdue es una figura que ganó respeto dentro de su partido republicano, y sus criticas y observaciones en algo deben estarle robando la paz al actual mandatario.

Lo que la comunidad latina demostró los pasados primero y dos de julio, no es más que el vivo ejemplo traído a la realidad y que debe seguir persistiendo hasta lograrse un estado y un país más social, más humano, más compasivo y más justo, antes que un estado represivo y legalista. “Si no hay justicia para el pueblo…que no haya paz para su gobierno”.

Rafael Navarro

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