Atlanta: Un santuario pequeño para una persecución gigante
En estos momentos en los que las agencias gubernamentales y las oficinas de defensa de los derechos civiles dan cuenta de más de un millar de incidentes relacionados con crímenes de odio suscitados luego del triunfo del magnate Donald Trump, el que el alcalde de Atlanta Kasim Reed ratifique su calidad de “ciudad acogedora”, es apenas una voz de aliento en medio del impredecible mar de ataques y persecuciones que podrían venirse sobre las comunidades inmigrantes, por parte de los legisladores estatales de mayoría republicana.
Aunque muy reservados, algunos entendidos en la materia hablan del renacimiento de propuestas anti-inmigrantes que antes habían muerto por su poca popularidad, pero habiendo visto el ala supremacista de los republicanos de Georgia, que los discursos y posiciones que apelan al odio y a la segregación tienen una fuerte aceptación entre sus seguidores, es casi un hecho que muchos legisladores no querrán quedarse rezagados en popularidad y sin duda echarán mano a cualquier cosa con tal de parecer más nacionalistas que Trump.
El primero en advertir sobre este grave panorama fue el presidente del Caucus Latino del partido Demócrata, Antonio Molina, semanas antes de las elecciones del pasado 8 de noviembre, donde la candidata de su partido terminaría por llevarse casi 3 millones de votos de más que su oponente republicano, quien se llevó los votos cautivos y amarrados de los colegios electorales.
En ese momento Molina dijo: prepárense si llega a ganar Donald Trump, porque entonces a nivel estatal la persecución de la que vamos a ser víctimas no va a tener precedentes, ya que muchas de las propuestas legislativas que antes parecían impopulares ahora van a regresar a debates en la legislatura estatal, y eso ha quedado en evidencia con la primera iniciativa que buscará en el 2017 que se castigue a los que envían remesas a sus países de origen desde Georgia.
Otra iniciativa que se vislumbra volverá a ser presentada es la del “solo inglés” la de revocarles las licencias a los jóvenes con DACA y alguna otra inimaginable que seguramente volverá a hacer lucir al partido republicano como el gran salvador de la herencia blanca del estado y la promesa para sus futuras generaciones de que, por encima de los arios, no está nadie sino su dios y por debajo de sus pies lo demás es basura.
Por eso, el que el alcalde Reed haya dicho que “La ciudad de Atlanta es el centro cultural y económico dominante del sureste. Mi administración está decidida a usar toda la fuerza de esa posición para liderar con políticas que respalden y mejoren los derechos civiles de todos nuestros residentes”, es diciente, pero la ciudad como tal es un espacio geográfico muy pequeño, para lo que representan territorios como Gwinnett o Cobb, donde todavía la amenaza de sus sheriffs es evidente, en lo que tiene que ver con el acoso a las poblaciones inmigrantes indocumentadas.