El convoy de la libertad o fatiga del COVID

 El convoy de la libertad o fatiga del COVID

Por: María Isabel Pérez

En Canadá un movimiento generado por los camioneros a finales del mes de enero a fin de protestar contra las estrictas medidas de salud pública impuestas por el gobierno local en el marco de la pandemia del covid-19 ha tenido eco a lo largo del planeta.

Llamado “convoy de la libertad”, de costa a costa llegaron cientos de camiones para concentrarse en la capital Ottawa, Se apostaron frente al parlamento para oponerse a la vacunación obligatoria del gobierno del primer ministro Justin Trudeau. 

Con esta medida, los conductores que crucen la frontera entre Canadá y los Estados Unidos deben tener el esquema completo de vacunación. Estas restricciones en el país del norte fueron impuestas gradualmente y los camioneros fueron los últimos en entrar en los requerimientos de las vacunas. 

De acuerdo con el mismo gobierno, el 90% de los camioneros están vacunados. Los organizadores por su parte señalan que el 10% restante no ofrecen ningún riesgo argumentando que permanecen solos mientras viajan y que tales medidas más que proteger la salud, afecta la libertad que con tanto orgullo ostentan los países occidentales.

Mientras llegaban a la capital, los camioneros eran saludados a lo largo de las vías. La gente se apostaba en los puentes para verlos pasar y ondear la bandera roja y blanca. Poco a poco, los camioneros que luchaban por una causa grupal recogieron las inquietudes de quienes están cansados de las restricciones, convirtiéndose en un movimiento mucho más amplio.

Los organizadores recibieron donaciones a través de las plataformas electrónicas e incluso se podía ver en vivo y en directo el desarrollo de la concentración en Ottawa que hasta este momento ya lleva tres semanas de ocupación, pese a la queja de residentes y del comercio en el centro de la ciudad. 

Como es costumbre en este tipo de protestas, algunos aprovecharon para presentar mensajes de odio, ha hecho eco en los medios de derecha, pero en términos generales, las protestas se mantuvieron dentro del control, si se quiere, es decir, no se han presentado confrontación con la fuerza pública.

Pero las manifestaciones de Ottawa se extendieron a la frontera. Grupos de camioneros decidieron bloquear algunos cruces, como en las provincias de Alberta, Manitoba, British Columbia y lograron obstruir el puente Ambassador, que conecta Detroit en Estados Unidos, con Windsor, en Canadá y por donde diariamente llegan y salen millones de productos comerciales.

Las repercusiones económicas están por verse, pero ya se han podido notar en algunos supermercados donde algunos artículos comienzan a faltar. 

Cabe recordar que estos dos países son los mayores socios comerciales y por sus fronteras pasan diariamente millones de dólares en mercancía.

La efervescencia de los camioneros y el impacto mediático ha tendido efecto en otras latitudes, especialmente en países que como Canadá impusieron medidas bien estrictas durante la pandemia. En Australia y Nueva Zelanda, se viven en estos momentos movimientos de protesta similares.

En Holanda, Francia, Bélgica y Alemania, inspirados por los camioneros canadienses, replican a su manera el clamor para que se acaben las restricciones mientras que otros procedieron a levantar estas medidas. El Reino Unido, Suecia, Dinamarca, entre otros, optaron porque la gente juzgue a su manera cómo debe enfrentar la pandemia. 

Lo cierto es que después de dos años en este estado, es entendible que muchos estén cansados, fatigados. Portar máscaras faciales, de restricciones sociales, de viaje, etc. Sobre todo, en esos países en donde el gobierno se tomó en serio su papel para controlar la pandemia. 

De nada ha valido que las estadísticas muestren millones de personas fallecidas, contagiadas, afectadas por el coronavirus. Parece que la gente le tiene más valor a la libertad que a la vida, o simplemente están fatigados de vivir al modo COVID-19. 

wm

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