El coraje de doña Lupe
Sustraerse tan fácilmente del tema migratorio aunque parezca llover sobre mojado no es nada fácil. Comemos, dormimos, trabajamos, vivimos y hasta morimos en la extensión del concepto porque nos involucra a todos de una manera envolvente, de ahí que regresar al episodio de la Casa Blanca la semana pasada sea antes que una oportunidad, un compromiso moral con nuestros lectores.
Para los que no alcanzaron a saberlo, siete inmigrantes indocumentados, entre ellos dos que residen en Atlanta, Tomás Martínez y Lupe Dueñas se esposaron en las rejas de la Casa Blanca en un acto de desobediencia civil para clamar por un alto en las deportaciones y una salida al truncado tema migratorio que a esta hora está más muerto que vivo.
Los canales nacionales de noticias y los principales medios de comunicación del país, mostraron a los inmigrantes, literalmente colgados de sus brazos en la que sin duda es el símbolo de la grandeza y el poder de la nación más “poderosa” del mundo: La Casa Blanca, desde ahí pidieron ser oídos y desafiaron pacíficamente a los políticos de pacotilla que poca cosa hacen por mejorar las condiciones del país.
Vimos a María Guadalupe Crespo Dueñas, mejor conocida como doña Lupe, cuando un oficial le ordenó colocar sus manos atrás, colocarle las esposas y por un momento bajar su cabeza mientras era conducida a una patrulla, fue uno de esos actos de valentía que valen por millones y que ojalá la comunidad en general le sepa agradecer a ella y a todos los que cada día luchan por los derechos de la comunidad inmigrante.
Tanto Tomás “La Voz” como doña Lupe, representan sin duda esa clase de personas que ante las adversidades y la desigualdad han tomado la firme decisión de no quedarse callados, y aunque su acción no fue producto de un momento improvisado gracias a la adrenalina, tampoco hay que desconocer que no todos tienen el coraje para llevarlo a cabo.
Para el próximo 5 de octubre, la Alianza Latina de Georgia por los derechos humanos—GLAHR-, organiza e invita a todos a una marcha por la reforma migratoria, por un alto a las deportaciones y por una Acción Diferida que incluya a todos los inmigrantes.
Esa es una oportunidad precisa para que todos participen de manera masiva y sin el menor reparo sabiendo que el tiempo para la reforma se agota y que las consecuencias de un no actuar serán sin duda funestas.