El odio puede más que la cordura
No cabe duda que a los ultraconservadores del Partido Republicano, los está matando el odio y así como sus corazones están enfermos su partido no está mejor y si es que alguien no es lo suficientemente inteligente como cambiar la velocidad con que se dirigen al despeñadero, la colectividad como tal se las verá negras en el futuro próximo.
Los republicanos no pierden oportunidad para desdeñar de la comunidad inmigrante, y lo hacen con tanto desparpajo que se inventan estudios donde advierten que somos menos que idiotas y no podemos pensar; se inventan supuestos como que traemos pestes y enfermedades y se complacen en urdir leyes perversas como las de Arizona que son ahora reflejo de estados como Georgia.
A pesar de que los mapas etnográficos han venido cambiando alrededor de la nación, los republicanos siguen creyendo que los blancos todavía son la mayoría, que la raza aria, como la defendía Hitler es superior a todas las demás y que ellos van a poder sostenerse en el poder solo con el voto de éstos.
Recientemente en la convención republicana en Athens el orador invitado Karl Rove, se salvó de ser abucheado por la mayoría porque se atrevió a decir que su partido había dejado de lado la importancia del voto hispano, y la única manera que tuvo para bajar los odios en el recinto que se encendieron con su declaración, fue cambiar de página y criticar al presidente Barack Obama y apelar al reciente escándalo con el IRS.
De ahí en adelante lo demás fue degradante, pero de gran importancia para los asambleístas porque los cuatro candidatos que aspiran a la curul que dejará el senador republicano Saxby Chambliss, se fueron lanza en ristre contra la reforma migratoria, a la que le desearon el peor de los destinos y prometieron oponerse hasta con sus propias vidas.
Seguidamente el congresista por Savannah Jack Kingston, quien quiere llegar al senado federal dijo que era necesario que se pusiera fin a otorgarle la ciudadanía a los hijos de extranjeros nacidos en el país y que de ser elegido él llevaría esa bandera a Washington, lo que implica reformar la enmienda 14 y cuya propuesta ni siquiera ha pasado a ser discutida por ninguna de las dos cámaras federales por ser un tema muy sensible.
Pero la cereza en el pastel la puso el gobernador Nathan Deal, quien en el año 2009 fue escogido entre los 15 políticos más corruptos del país. Deal les advirtió a sus correligionarios que el Partido Republicano debía dejar de ser lo que era ahora, y citó como dato preocupante que el 56% de los estudiantes de las escuelas públicas del estado no eran “blancos”, como a ellos les gustaría y que ahí estaba el futuro electoral de Georgia.
Aun así, para no dejar de complacer a los que estaban sedientos, no de escuchar verdades sino de oír lo que incita al odio racial, les dijo seguidamente que el Departamento de Estado le había concedido una rebaja del 20% en las cuotas de refugiados para el estado de Georgia, es decir, unos 3 mil beneficiarios menos, porque estas personas tenían derecho a Medicaid, estampillas de comida y vivienda, todos éstos, programas federales y no estatales.
Deal usó el tema de los atentados en Boston, para azuzar a los presentes a irse contra los inmigrantes, recordando que los jóvenes chechenos habían entrado al país con visa de refugiados, como queriendo decir que el resto de todos los beneficiarios del programa, en su mayoría africanos y asiáticos y de paso todos los inmigrantes no “anglosajones” eran un peligro para el país.
No cabe duda que estos republicanos están viendo la realidad de su partido y el futuro del mismo, pero en aras de seguir alimentando el odio exacerbado en la mayoría de sus representantes, prefieren seguirse engañando entre sí, esgrimiendo argumentos, mentiras y falsos estudios que ni ellos mismos se creen, pero que vergonzosamente les siguen representando votos.