En sus marcas…
Para nadie es una sorpresa el lanzamiento de la candidatura de la ex secretaria de estado Hillary Clinton, para los comicios presidenciales de 2016, es el típico ejemplo del secreto a voces que todos conocen pero que el interesado para ponerle sal y pimiento a la historia se niega a aceptar hasta que lo hace. Hasta ahí todo va bien.
¿Reconocida la señora Clinton? Si, es una de las figuras más sobresalientes desde el mandato azarado de su esposo Bill y pilar fundamental en los momentos más difíciles de ese periodo, que no fueron precisamente situaciones políticas o administrativas sino de alcoba, o mejor de oficina oval, para ser más precisos.
Que sabe la señora Clinton de política, nadie lo duda. Fue la jefe de esa dependencia en momentos muy coyunturales de la primera administración de Obama y no le fue mal, aunque los republicanos conociendo su perfil presidencial, se hubieran empeñado en hacer creer lo contrario, llevándosela entre los cuernos con el atentado de Bengasi, donde fue asesinado el embajador de Estados Unidos en Libia.
Lo otro que sabe la señora Clinton es apagar incendios, sino que lo diga la misma Mónica Lewinsky y el propio ex presidente Clinton, amén de los rayos y centellas que le tocó atrapar con las manos cuando fue secretaria de estado, eso nadie lo puede omitir.
Se sabe además de la señora Clinton que tiene un encanto particular que la hace arrastrar la opinión de multitudes, pero al mismo tiempo, en eso radica una de sus debilidades, y es que, pareciera que en torno a ella no existieran los términos medios, porque el que la quiere la quiere y el que no la quiere la detesta.
¿Por qué? Es tan sencillo como que algunas personas despiertan este tipo de pasiones, lo que finalmente termina siendo un factor en su contra. Para la ex senadora por Nueva York, el ser la esposa de uno de los hombres más populares de los últimos tiempos es una gran ventaja, pero en torno a ella y sus posturas públicas, son muchos los que desde ahora, sin ser republicanos, seguramente se estarán planteando una alternativa distinta.
En particular, tanto la ex senadora como el partido demócrata en general han asumido un camino sin retorno a las posturas liberales-socialistas con las que muchos moderados no comulgan y eso hace vulnerable su candidatura. Dentro de las comunidades de fe, por ejemplo, el solo nombre de la ahora precandidata produce un abierto rechazo que no le conviene al papel de postulante al primer cargo del país, porque desde esas trincheras se mueven muchos votos de opinión.
Por otra parte, y aunque hasta el momento los republicanos tampoco es que estén bien parados con los prospectos que tienen, no cabe duda que una postura moderada y sobria que asome la cabeza desde esa trinchera haría mella en las aspiraciones de Clinton.
Para nuestra comunidad latina, la senadora es una persona conocida y aceptada, excepto porque en el juego político que le ha correspondido ha fallado en ser clara con relación a lo que haría con los 11 millones de inmigrantes que viven aquí, ya no tan en las sombras y a los que el presidente Barack Obama, les mintió de manera reiterada cuando se negó en repetidas ocasiones a cumplirles su promesa de impulsar una reforma migratoria amplia y comprensiva.
Parte de la “derrota” demócrata en las elecciones de medio término se debió a ese tipo de situaciones y promesas no cumplidas, ahora aparece en escena la ex senadora Clinton y la pregunta de muchos es si seguirá los pasos de Obama quien con el sol a sus espaldas lo único que puede hacer es tratar de remendar lo que no tuvo la voluntad de cambiar.
Con Hillary Clinton y Ted Cruz, los primeros en lanzarse al agua, no hay nada claro todavía para la comunidad latina, lo único claro es que esta campaña ya arrancó y falta todavía mucha tela por cortar.
Desde Latino Decisions:
“Cuando le dijeron que Clinton renovaría la acción ejecutiva en el 2017 si es elegido presidente, el 85% de los latinos dicen que apoyarían su comparación con el 11% que no lo haría. Esto incluye el 73% de latinos independientes y el 56% de los latinos republicanos que apoyaría la señora Clinton.
Sin embargo, cuando le dijeron que Clinton podría dejar que la acción ejecutiva caduca y no renovarlo si es elegido, sólo el 37% de los latinos dicen que apoyarían su mientras que el 55% no lo haría. Esto incluye un 53% de los latinos demócratas que dijeron que sería poco probable que apoyar la señora Clinton si ella no ha cometido a la renovación de la acción ejecutiva “.