La experiencia de Alabama
“Los negros no nos tienen tanto miedo a nosotros como nosotros a ellos”, dijo una de las mujeres latinas que asistió a la marcha en recordación de aquella histórica caminata Selma Montgomery un 9 de marzo de 1965, para protestar por los atropellos policiales de la época que llevaron a cientos de afro americanos a los hospitales, las cárceles y las tumbas.
Lo que la mujer quería decir, sin decirlo, es que para ellos– los negros, nosotros tenemos menos resistencia de ser aceptados que ellos para nosotros. Cierto o no, esa es la percepción de muchos de los latinos residentes en Estados Unidos, pero ese prejuicio es más antiguo que la misma migración hacia este país donde las dos comunidades han tenido que encontrarse frente a frente.
La experiencia de Montgomery este pasado 9 de marzo no solo sirvió para que la mujer sintiera que podía estar más segura si ambas comunidades no solo se aceptan sino que trabajan y luchan juntas por los objetivos que le son comunes a una y a otra.
La conjugación de negros y latinos en Montgomery propiciada en esta oportunidad por la Alianza Latina de Georgia por los Derechos Humanos—GLAHR, es un ejemplo de lo que podría lograrse si en ese mismo sentir, tanto líderes como comunidad deciden seguir dando esos pasos juntos tomados de la mano, dejando de lado prejuicios que han causado daño de ambos lados.
Una vez en una reunión con líderes afro americanos e hispanos, donde confluyeron el arquitecto Teodoro Maus de GLAHR y Bernice King, hija del líder Martin Luther King, uno de los asistentes disparó el viejo argumento de que los latinos habían venido a este país a quitarles los trabajos a los negros.
“Esos trabajos que ellos—los latinos-, hacen ahora, no son por los que tanto hemos luchado nosotros, esos son los trabajos que nosotros no queremos…” se adelantó a decir King, sin darle lugar a una discusión que ella redujo a cenizas porque carece de fundamento.
Pasos se han dado, intentos se han dado, acciones se han dado y deben seguirse dando, porque es la única forma en que ambas comunidades pudieran algún día marcar la diferencia en un sistema, donde no nos echemos mentiras el color de la piel pesa, el no ser blanco pesa y donde los perros y los palos han sido desplazados por armas más sofisticadas entre ellas las leyes locales y estatales y los ambientes hostiles en ambos casos.
La marcha Selma Montgomery poniendo en el mismo lugar a figuras como los reverendos Jackson y Sharpton, Martin Luther King III, Dolores Huertas, Eliseo Medina y líderes locales como los que representa GLAHR, en cabeza de Adelina Nicholls, ha sido uno de esos episodios que fuera del simbolismo, manda un mensaje contundente a los políticos negligentes de la nación que han dejado de lado los temas de relevancia para el país, y se han desenfocado persiguiendo comunidades como la afro americana y la hispana.
Ese tipo de experiencias deben seguirse repitiendo!