Lección aprendida
Parecía más largo el proceso pero no, empezó hace poco y ya terminó con la victoria de unos y la “derrota” de otros. Para los siete candidatos latinos que aspiraron a ser elegido en algún concejo municipal e incluso a la alcaldía de alguna ciudad, sin embargo, esto apenas empieza, y así fue como lo expresó la candidata Allison Feliciano, quien no pudo llegar a ser la primera autoridad de Powder Springs.
Para Allison, por ejemplo, las cosas nunca fueron fáciles. Recién empezaba su campaña cuando la salud de su esposo se desmejoró y unos días antes de abrir su comando de operaciones falleció, aún así siguió adelante ahora con más empeño y dedicación sabiendo que el hombre que la había acompañado por largos años hubiera querido que ella así lo hiciera.
Luego los típicos avatares de la falta de recursos y apoyo y hasta un amago de los concejales municipales por extenderle el período de estancia en la alcaldía al actual mandatario, todo ello demanda energía, pero Allison la tuvo hasta el final.
En Gainesville, Lemuel Betancourt desplegó un ejército de jóvenes entusiastas que recorrieron el pueblo tocando puertas y llevando el mensaje de la renovación, a una comunidad dividida entre los blancos que poco quieren con los latinos, y los latinos que casi nada quieren con los mismos latinos, pero al final valió la pena, como lo dijo uno de sus escuderos, los 333 votos que obtuvo el candidato, fueron 333 triunfos en uno.
Gainesville es uno de esos ejemplos donde debería nuestra comunidad tener, representar y mostrar otra cara, pero tradicionalmente se ha mantenido marginada lo que ha dado pie a la auto discriminación y a la indiferencia de sus autoridades, sin embargo hoy en esa ciudad florece la esperanza por medio de un puñado de jóvenes brillantes, inteligentes, entregados, con ganas de echar hacia adelante y con un compromiso que ni ellos mismos alcanzan a dimensionar.
Para quienes ganaron, Roger Mármol, un asiento por el post # 2 de Snelville y Marcelo Zapata por el post # 1 de Roswell, la lección fue casi la misma, el tesón y el empeño en lo que estaban proponiendo y sin duda, la convicción de que, independientemente de dónde vengas, tú puedes marcar la diferencia.
Estamos seguros que ni Mármol ni Zapata ganaron por el voto de los latinos, primero porque en ninguna de las dos ciudades hay el número de votantes de ese origen, y segundo porque esa tradición de que no votamos en las elecciones locales es un demonio que vale la pena echar fuera de nuestras costumbres si queremos ser vistos con respeto y tomados en cuenta en las decisiones de nuestros gobiernos.
Mármol, por un lado contaba con el apoyo del concejal saliente y del resto de los otros miembros de la corporación, pero no por ello dejó de hacer una campaña intensa como si no fuera uno sino cien sus contrincantes y Zapata ni se diga, una mujer escribió a través de las redes sociales de El Nuevo Georgia, que había carteles de él por todos lados y hasta las iglesias llegó haciendo su propuesta de integrar la comunidad a su gobierno local.
Queda mucho camino por recorrer, mucha tela por cortar, muchas calles casas por visitar, muchos amigos por alcanzar, mucha gente por persuadir, muchos electores por sacar de sus casas para que participen, pero este primer intento ha sido una grata lección, particularmente felicitamos a todos los que participaron, porque todos ellos fueron ganadores.
Por el momento, sabemos que se bajará un poco el ritmo con que se venían desarrollando algunos episodios, pero eso solo será para agarrar impulso porque para el 2016 viene las elecciones estatales, donde desde ya la figura de Brenda López, se destaca por el distrito 99 de Gwinnett.
Recoger los aciertos de cada campaña y reflexionar sobre el trabajo llevado a cabo por los candidatos municipales será de buen provecho para que López vea desde ahora el terreno en el que está pisando, y así, que nada llegue a perturbar su intención de ser la primera latina en ocupar un asiento en la legislatura estatal, sino por el contrario que encuentre las fuerzas, el apoyo y los recursos para llevar a feliz término esa admirable aspiración