Los votos del 2016
Se oye como si estuviera lejos pero no, el 2016 ya está a la vuelta de la esquina y más a un las campañas presidenciales, en las que según los entendidos las comunidades minoritarias se desbordan participando, contrario a lo que hacen con los comicios de medio término en los que dejan el lugar a los ‘conservadores” y ancianos.
El secretario de estado de Georgia Brian Kemp, lo dijo en la reunión que sostuvo con la prensa latina, y es un hecho que su despacho esté interesado en la organización de las elecciones del próximo año, porque esa es parte de su competencia, aunque para ser un poco claros, las cuentas de las elecciones pasadas fueron un tanto dudosas.
Dudosas porque, al final, una cantidad de votos que nadie ha logrado determinar terminó perdiéndose, algunos hablan de 40 mil, la secretaria de estado dice que no fueron más de 2 mil. Unos dicen que fue una artimaña orquestada desde la silla republicana del secretario Kemp para favorecer a sus candidatos, y otros que él nada tuvo que ver, sino que más bien son gajes del oficio.
Lo cierto es que las comunidades minoritarias siempre se han sentido vulneradas por el lado del derecho al voto y en Georgia no es la excepción. A solo 50 años del Domingo Sangriento que tuvo lugar en Selma, Alabama, justamente luchando por el derecho de la igualdad del sufragio, las cosas no es que hayan cambiando mucho, Georgia hace parte de los estados a nivel nacional que todavía siguen promoviendo una identificación específica para sus votantes, lo que para algunas organizaciones representa un ataque frontal a este derecho.
Sin embargo, más allá de las suspicacias que puedan levantarse sobre el tema de si, es buena o mala una identificación o si en la secretaria de estado se pierden los registros de los votantes de “color”, lo que nos debe interesar es, por quién vamos a decidirnos al momento de estar frente a la balota electoral.
En el 2014, llegó a decirse que el voto latino no importó mucho para cambiar las cifras, pero hay razones para pensar que sí importó, pero por su ausencia, falta de entusiasmo y movilización en estados claves o confusión respecto a ciertos candidatos.
Algo muy cierto que fue motivo de análisis es que, los latinos mostraron menos entusiasmo hacia los demócratas. Mientras los latinos que votaron mantuvieron un alto apoyo hacia candidatos demócratas (con excepción de los cubanos en Florida), el entusiasmo hacia el partido demócrata era menor que otras veces y esto se reflejó en un apoyo menor al que se vio en las tres elecciones anteriores (alrededor de 65 a 69% vs. más del 70% en elecciones anteriores).
También 36% de latinos opinó que al partido demócrata no le importa mucho o a veces es hostil hacia la comunidad latina.
En nuestro estado llegó a decirse que los latinos se dividieron dando un 47% de apoyo al gobernador republicano Nathan Deal, esto, debido a que, encuestas realizadas aquí, y la encuesta nacional de medios en inglés cometieron numerosos errores respecto al voto latino en Georgia, usando “robopolls” (encuestas robot) para estimar que los latinos iban a votar republicano (y sólo usaron 38 votantes latinos para estimarlo, una muestra muy pequeña).
Según Latino Decisions, que encuestó a 400 latinos que ya habían votado o eran votantes frecuentes, un 27% de los votantes latinos votó por el gobernador republicano, no obstante sus posturas en contra de los inmigrantes y la firma de la ley HB 87, una de las más represivas en contra de los inmigrantes que se haya hecho en la historia reciente del sur del país.
Por eso resulta importante no quitar el dedo del renglón con relación al voto, no tanto porque, es un privilegio acceder a él y un deber como ciudadanos, sino porque con su ejercicio, premiamos o castigamos los buenos o malos gobiernos; los buenos o malos candidatos o las buenas o malas políticas.