Mis oscuros recuerdos de Newnam
Que los administradores de la ciudad de Newnam en el condado de Coweta hayan aprobado la realización de una marcha Neonazi para demostrar que quienes defienden a los asesinos de las minorías pueden pavonearse aún por las calles de los pueblos de Estados Unidos sin que les pase nada, no sorprende.
Sorprendería que en la era de Trump, el principal aliado de los supremacistas, estas manifestaciones se limitaran, pues teniendo en la oficina oval a uno de los suyos, las cosas no pueden ser distintas, y por acá por el capitolio de Georgia las cosas no son muy distintas.
Los recuerdos que tengo de Newnan son aterradores y se remontan a junio de 2008 cuando un hombre blanco llamado Richard Jason Veitch de 28 años—en ese entonces–del condado de Coweta asesinó a sangre fría a Gastón González del Ángel, un joven mexicano que a la fecha tenía 23 años.
Muy a pesar de que la misma policía declaró que le habían advertido que no tenía autoridad para dispararle a nadie, Veitch junto con su suegro irrumpieron en su propiedad en la que trabajaban varios hispanos que decidieron pernoctar esa noche en la misma, y sin mayores escrúpulos le disparó a González del Ángel, al parecer porque no entendía sus órdenes de tenderse en el piso.
De acuerdo a uno de sus primos, en ese entonces, ellos decidieron quedarse en la construcción pasando la noche para levantarse temprano y terminar la última casa, fue así como los tres hombres se subieron a su “troca” y pretendían dormir, cuando vieron que una camioneta Ranger, entró al predio, se aproximó a ellos y dos hombres que hasta ese momento no identificaban se dirigieron a ellos.
Richard JasonVeitch de 28 años, junto con su suegro que la policía nunca arrestó, ni identificó, ni levantó cargos contra él, fueron los autores del crimen, no obstante que ambos eran reconocidos en su comunidad como personas de bien y ministros de una congregación religiosa.
Mike Yeager, jefe de policía de Coweta, advirtió en ese entonces, que poco antes de asesinar a Gastón, Richard Veitch le había llamado a preguntar, si él podía disparar contra alguien que se encontrara en su propiedad robando.
“Por supuesto que le dijimos que él no podía hacer eso”, narró el oficial, desconcertado por la forma como el Veitch había actuado. Los agresores mientras tanto argumentaron en su defensa, que habían sido víctimas de varios robos y que esa noche cuando llegaron a su propiedad y encontraron a los hispanos, pensaron que se trataba de los maleantes y no de unos obreros.
Un jurado 100% blanco que deliberó durante tres días, dictaminó que Veitch no había sido culpable de la muerte del joven Gastón González, ni del ataque agravado a el difunto y a sus dos primos y el otro cargo de portar un arma para cometer un crimen también fue desestimado.
El asesino no estuvo ni un día en la cárcel, ni siquiera la noche del crimen, porque pagó su fianza y fue sacado antes del amanecer.
La defensa del asesino de Gastón, lo mismo que algunas autoridades del condado de Coweta, desde un comienzo minimizaron el hecho y siempre estuvieron sacando a relucir que Gastón y sus primos eras “mexicanos ilegales”, eso de alguna manera lo lleva a uno a pensar que bajo esos prejuicios no podría llevarse a cabo un proceso de condena justo, como finalmente pasó.
Pero el drama de la muerte de Gastón no terminó ahí, la madre de Veitch Jackie Carpenter, publicó dos libros “Llorando por Justicia” y “El Puente” relacionados con el caso, cuya versión manipuló con mentiras, para hacerlo parecer como un episodio de robo y un milagro sucedido tras la declaración de no culpable de su hijo y de ello hizo una película donde hacia aparecer al verdugo como un héroe y a la víctima como un ladrón insignificante.
Por eso no me sorprende que en Newnan la sede administrativa del condado de Coweta se lleve a cabo una marcha de los neonazis que odian todo aquello que no sea blanco, no solo porque las autoridades de alguna manera se coluden con ellos, sino porque las evidencias no nos dejan espacio para pensar de otra manera.