Nada es lo que parece
La mañana del 10 de agosto unos oficiales de inmigración llegaron a la casa de la familia Cruz en Dunwoody y se llevaron a uno de sus miembros, argumentando primero que debía “tener puestos los grilletes” y luego que había desobedecido una orden de deportación, ambos argumentos fueron rebatidos por el afecto, ya que, ni estaba en prisión domiciliaria, ni conocía del tal proceso.
En resumen, como ninguna de las dos cuartadas de los oficiales funcionaron, de todos modos terminaron por arrestar a Raúl Cruz, un joven que terminó sus estudios aquí y que se ha desempeñado en distintas empleos para llevar el sustento a su hogar, sin representar un peligro inminente para la sociedad americana.
Hoy su padre tiene más preguntas que respuestas, y más conjeturas que hipótesis, en suma, solo el desconcierto propio de estos casos puede decirse que es lo único cierto hasta este momento, cuando el joven enfrenta la deportación.
Recientemente el diario The Wall Street Journal reportó que el flujo de solicitudes para el programa de Acción Diferida, que permite a jóvenes indocumentados quedarse en Estados Unidos, avanza de forma lenta por temor sobre quién será el nuevo presidente.
“El gobierno señaló que durante las tres primeras semanas a partir del 15 de agosto, cuando entró en vigor la medida, se aceptaron cerca de 40 mil solicitudes.
Dijo que el nivel de actividad es una fracción de la cifra potencial de inmigrantes que cumplirían con los requisitos, que se calcula en un millón 700 mil individuos que califican para el programa, jóvenes de 30 años o menos que han vivido en Estados Unidos por cinco años”
Nos atrevemos a poner los dos temas en perspectiva, porque la desconfianza de muchas familias de dejar toda su información con las autoridades de inmigración sigue siendo una de las cosas que más preocupa, dado que en los actuales momentos, emulando al comediante mexicano Adal Ramones, “nada es lo que parece” y cualquier cosa puede suceder.
Lo que le aconteció a Raúl Cruz, quizá no tenga nada que ver con un proceso que la familia adelanta ante inmigración, esperemos que no, como también esperemos que algunas situaciones similares ocurridas en otras familias, tampoco tengan nada que ver con procesos similares.
“Aunque a los postulantes les han asegurado que no serán deportados y recibirán un número de Seguridad Social y permiso de trabajo, algunos temen ofrecer toda su información”, recalcó en su nota el diario The Wall Street Journal.
Por el momento, al menos la avalancha de solicitudes que se esperaban no ha sido tal, el factor temor, pudiera estar por encima del económico, dado que muchos de los virtuales candidatos trabajan y han tenido tiempo de ahorrar, eso esperamos, pero el panorama político tampoco les ayuda.
El columnista Rafael Prieto, dice en su más reciente columna que de las 32 páginas de la plataforma Demócrata en la convención de ese partido, solo dedica 524 palabras al tema migratorio, 288 menos que las presentadas en la plataforma republicana, aprobada en Tampa.
Y va más allá, “Por ninguna parte se escucharon las palabras mágicas: “reforma migratoria integral”, que era lo que anticipaban las organizaciones y los activistas en pro de los inmigrantes.
Así las cosas, es difícil confiar, es difícil pedir tranquilidad, es difícil anticipar lo que acontecerá mañana, si nadie se compromete seriamente y de corazón a trabajar de manera honesta por esta generación de jóvenes como Raúl, que un día cualquiera despiertan y se encuentran con un piquete de agentes de inmigración en la sala de su casa.