No hay de otra!
Si se tratara de ver y quedarnos en las preguntas que a diario nos hace nuestra misma gente, ¿Dónde es? ¿Cuándo es? ¿Por qué nadie dijo? y ¿Cuándo lo vuelven a hacer?, ya hubiéramos recogido y nos hubiéramos ido a la mismísima porra, pero va uno creando esa caparazón de “todo pasa y nada pasa” que le permite impermeabilizar sus agallas y seguir como si nada estuviera pasando.
En nuestra página 19 traemos un artículo completo acerca del registro al voto y la participación de los latinos en los procesos electorales, al menos en el estado de Georgia, donde un grupo de ciudadanos preocupados, quieren que esto comience a cambiar, por no es tiempo para seguir esperando.
Las que se acercan, son quizá las elecciones más cruciales de Estados Unidos, donde los dos candidatos ostentan las cifras más altas de impopularidad y donde lo que se juega es el proyecto de nación que tanto avanzó en los últimos 100 años, pero que al parecer estaría al borde del colapso si llegara a ganar en especial, uno de los candidatos.
No es hora para quedarnos contemplando la decidía de quienes a nada le prestan atención, y necesitamos que aquellos a quienes les interesa el futuro de sus hijos y de sus próximas generaciones, se lleven la mano a la cabeza y descubran que la naturaleza no nos la hizo hueca, sino provista de masa gris y de una inteligencia que aun la ciencia no alcanza a descubrir.
Si no queremos seguir siendo vistos como ciudadanos de tercera, es hora de que entre todos comencemos a cambiar nuestra propia historia, según el grupo de ciudadanos que impulsan el voto en las próximas elecciones, el número de personas registradas que se han identificado como latinos o hispanos en Georgia, es de 107.091, es decir, 12.994 más que las registradas para las elecciones de 2014, cuando eran 94.017 (1,8%), del total de personas registradas para votar que eran entonces 5’170.388.
Eso contrasta con las elecciones de 2014, donde solo 2 millones 593 mil 555 personas en general votaron en todo el estado, lo que representa un 50.1 por ciento, mientras que por parte de los latinos los votos depositados solo fueron 26 mil 298, lo que representa un 28 por ciento de participación y un abstencionismo del 72 por ciento, es decir, 21.9 por ciento por encima del abstencionismo general en el estado.
Las cifras no mienten, y lo que dejan ver es que, quienes han adquirido el derecho de votar, no lo ejercen y han dejado ese ejercicio a quienes nos menosprecian y promulgan leyes en contra de nuestras familias, de nuestros estudiantes y de nuestra economía.
En la página 12 en una pequeña pero sustancial nota, se muestra como el cónsul general de México en Atlanta da a conocer los aportes que la comunidad mexicana hace al estado de Georgia, y los números son más que elocuentes.
México fue el cuarto socio comercial del estado de Georgia en 2015 con una inversión representada en 9.7 mil millones de dólares, y el segundo destino internacional de sus exportaciones de ambos con 3.4 mil millones de dólares.
Dice el cónsul Javier Díaz de León que, 186,000 empleos en Georgia, dependen del comercio bilateral con México y que existe una inversión de 19.3 millones de dólares en Georgia de 14 empresas mexicanas que operan 73 instalaciones que aportan más de 2,500 empleos en el estado.
Sin duda el poder económico del comercio entre el estado de Georgia y México es básico para ambas partes, pero al mismo tiempo, Georgia es uno de los estados donde el trato para los ciudadanos mexicanos en particular y en general para los extranjeros es hostil, y esa hostilidad es promovida desde el mismo gobierno estatal y muchos de los legisladores republicanos, quienes se benefician de esa relación de negocios y de intercambio.
Basta con ver los números de quienes pueden votar y quienes votan, y de comparar lo importante que representa nuestra mano de obra y nuestro aporte al engrandecimiento del estado para darnos cuenta que estamos siendo inferiores al compromiso que nos da la historia de poder hacer parte de ella y eso se logra participando.
Si ya hemos sido reconocidos y tenemos todos los argumentos para ser un poder económico, solo nos falta darnos cuenta que en nuestras manos está el despertar nuestro poder político, y eso se logra participando y votando, no hay de otra!