Una vida de servicios
No hubiéramos podido esperar menos durante el homenaje al arquitecto Teodoro Maus hace unos días, aquí en la ciudad de Atlanta. El entusiasmo y el cariño demostrado durante ese encuentro fue la manifestación más sentida de un agradecimiento que la comunidad tiene hacia uno de sus líderes naturales, el que sin nada a cambio ha dado parte de sus mejores años por la defensa de los derechos de su gente.
Hablar del arquitecto y ex cónsul de México en Atlanta, Teodoro Maus, es referirnos, antes que a un hombre, a una institución quien durante las últimas dos décadas ha sabido poner en alto el nombre, no solo de sus connacionales, sino de la comunidad inmigrante en general, posición que asumió desde sus funciones como diplomático.
Abrió Maus una senda en la que muchos podemos caminar hoy más tranquilos y con la frente en alto; le dio cara a los problemas que más aquejaban a todos sus semejantes en lo relacionado a las injusticias sociales y supo llamar al pan, pan y al vino, vino, frente a las autoridades locales, quienes habían optado por ignorar lo que a sus ojos venía ocurriendo.
Es común escuchar entre sus recuerdos, las Olimpiadas de 1996 como imán que atrajera a la mayor ola de inmigrantes, especialmente mexicanos al estado de Georgia y en ese punto se detiene a explicar la importancia de esa mano de obra para la feliz conclusión de los escenarios deportivos y el buen desarrollo del centenario de los Juegos Olímpicos de la era moderna en esta ciudad con sudor y sabor hispanos.
A partir de entonces el oleaje migratorio pareció ser inaguantable y la ciudad tuvo su mejor período de florecimiento mientras más latinos llegaban a contribuir con su mano de obra a bajo costo, ni se diga del aporte a los campos de Georgia en la recolección de cosechas y el impulso a la industria avícola ubicada entre las más grandes e importantes del mundo.
Hablar del arquitecto Teodoro Maus, es repasar todos esos episodios que han ido tomados de la mano, por un lado de la prosperidad del estado y las regiones que han acogido a los inmigrantes y por el otro, las injusticias y persecuciones en su contra, y ante todo ello, él siempre ha estado parado en la brecha, impulsado a unos e inquiriendo a otros, pero buscando el equilibrio que lleve a la convivencia entre todos, sin que nadie tenga que pasar por encima de nadie.
Ese ha sido uno de los grandes aportes que podemos resaltar de este hombre, a quien no le ha importado tener que enfrentarse a políticos, sistemas, posiciones adversas, contradictores y zancadillas, para hacer valer la voz de quienes en un momento les fue arrebatada la voz.
Creó el Centro Mexicano de Atlanta, la Cámara México Americana de Negocios, la Coordinadora de Líderes Comunitarios; jugó un papel importante en la creación de El Banco de Nuestra Comunidad, además de otras organizaciones de derechos civiles y desarrollo económico en las que tomó parte sin otras pretensiones que las de servir a su gente, como lo hizo con la fundación de becas Celia y Marcos, con la que decenas de estudiantes latinos se vieron favorecidos para acceder a estudios superiores.
Fue socio de una empresa de tamales en la que no tuvo éxito, lo metieron en otros negocios que tampoco funcionaron, no porque él no fuera capaz, sino porque en su ingenuidad no alcanzaba a entender que solo lo buscaban para hacer uso de sus recursos económicos, aun así, nunca cejó en seguir echándole ganas a sus causas sociales, y ninguno de sus descalabros subsecuentes lograron detenerlo.
Finalmente fue el artífice de la Alianza Latina de Georgia por los Derechos Humanos—GLAHR—y de la Radio Información 1310, dos instituciones que lograron darle cohesión a la comunidad en los momentos más cruciales de su lucha por la defensa de los derechos humanos y civiles, y antes que nada, a darle presencia e identidad a cientos de familias vulneradas por los mezquinos intereses de los políticos de ambos partidos, quienes encontraron en ellas el mejor pretexto para hacer proselitismo a costa de sus desgracias.
Hasta donde sabemos, Teodoro Maus nunca ha pedido, ni reclamado nada a cambio, por el contrario ha puesto el patrimonio familiar en riesgo frente a lo que él considera debe ser una lucha de todos, y ese es su mayor aporte, no solo a la lucha sino a la comunidad, por ha sido un ejemplo probo de desprendimiento, honestidad y tesón.
Nos unimos desde El Nuevo Georgia, a las voces que se han alzado para celebrar la vida de este hombre que ha optado por el servicio a los demás, antes que por la comodidad de un merecido y sosegado retiro…Larga vida arquitecto Maus!