Periodistas y dinosaurios
¿Quieres ver dinosaurios? No hay que ir al museo. Prende la televisión para ver un noticiero y ahí están.
Los dinosaurios son todos los presentadores (o conductores) a quienes tienes que ver a una hora fija, solo por televisión y sin ninguna plataforma digital. Bueno, ese tipo de periodismo está en peligro de extinción.
El próximo año cumplo 30 conduciendo un noticiero de televisión por la cadena Univision junto con María Elena Salinas. Sí, treinta años. Antes el negocio era relativamente sencillo. Nosotros hacíamos un noticiero y la gente hacía una cita con nosotros para ver las noticias todos los días a las seis y media de la tarde en punto. Los ratings determinaban el tamaño de la audiencia y los precios de los comerciales.
Pero el mundo de las noticias se ha fragmentado. Cada vez más gente se entera de las noticias a través de su teléfono celular y de su computadora en lugar de hacerlo por un telediario o periódico. Muchos ya tiraron por la ventana el control remoto. Hay una enorme migración de ojos de la televisión hacia otras pantallas y muchos jóvenes ya ni siquiera tienen un televisor.
Por eso, hacer una cita diaria para enterarse de las noticias es algo del pasado. Esto, como periodistas, nos obliga a tener una presencia constante en otras pantallas, en la internet y en las redes sociales. Si no puedes dar información en un click la gente la va a buscar en otro lado.
Ya no es posible ser periodista de escritorio. La orden del día es digital first. Casi todo debe salir primero de manera digital. Muchas de las entrevistas y reportajes que hago salen primero en Univision.com, Fusion.net o en www.jorgeramos.com que en la televisión. Esto es nuevo. Ya no podemos esperarnos a que den las seis y media de la tarde para sacar la información. (Imagínense el reto de los periódicos que tienen que esperar hasta el otro día.)
Además de las nuevas maneras de consumir noticias, el otro gran cambio en el periodismo son las redes sociales. Lo confieso: yo no puedo competir contra Facebook, Twitter, Instagram o Snapchat. Si hay un terremoto en China, un accidente en Francia o un tiroteo en California, no puedo competir contra una persona que lo está grabando todo en un celular.
Pero en lugar de rechazar esos videos y reportes porque no fueron hechos por periodistas profesionales, hay que abrazarlos, recibirlos, asegurarse que sean verídicos, usarlos y ponerlos en contexto. ¿Cómo no usar los videos del temblor en Nepal y del estrangulamiento de Eric Garner por la policía en Nueva York o las fotos del funcionario mexicano que se llevó a la familia de vacaciones en un helicóptero del gobierno?
Ahora bien, a pesar de estos enormes cambios tecnológicos nada puede reemplazar a un periodista que hace preguntas duras, que separa lo que es relevante de lo que es basura, y sobre todo que cuestiona a quienes tienen el poder. Eso no lo puede reemplazar ninguna aplicación del celular.
Lo que nunca va a desaparecer es la necesidad de periodistas que denuncien los abusos de los que tienen el poder. Esa es nuestra principal responsabilidad social. Y ese es el principal temor de los presidentes y dictadores. Qué bueno.
Los nuevos periodistas son necesarios por cinco razones: credibilidad, independencia, relevancia, para poner la información en contexto y para retar a los gobernantes. La gran maravilla de ser periodista es que te obliga a ser un rebelde y a mantenerte joven toda tu vida. No conozco ninguna otra profesión que te ofrezca un viaje más intenso y diverso.
El infierno debe ser pasarse el día haciendo cosas que no te gustan. Bueno, para mí el periodismo es lo opuesto a ese infierno.
Acabo de viajar a California para hablar ante un grupo de estudiantes que se graduaba de periodismo (en la Universidad del Sur de California, USC). Sabía que estaban llenos de dudas sobre el futuro de la profesión. Lo entiendo perfectamente.
Yo también tengo dudas. Hay quienes creen que el trabajo que yo hago de anchorman de un noticiero va a desaparecer en una década. Si eso es así, los actuales noticieros de televisión son una especie de Jurassic Park; llenos de criaturas a punto de morir.
Y lo que le dije a esos estudiantes es que la única manera de sobrevivir a este cambio climático en el periodismo es utilizando las nuevas tecnologías. Quien no lo haga está fuera. No se puede ser el Blockbuster o la Polaroid del periodismo. Pero, más que nada, lo que les enfaticé es que nuestra profesión se basa en la confianza. Si la gente no cree lo que dices, de nada sirve tu trabajo.
Solo esos periodistas -creíbles, rebeldes y digitales- van a sobrevivir. Los demás son dinosaurios.