La ira
Por: Juliana Henao
“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.” Aristóteles.
¿Cuántas veces no ha sentido ira hacia una persona o situación específica?
¿Cuál ha sido su peor momento en el cual usted ha estado enfadado?
¿Qué situaciones le provocan enojo?
Se puede describir la ira como una respuesta natural frente a situaciones donde la persona se siente herida, frustrada, con miedo, e incluso con ansiedad. La ira hace que el cuerpo se prepare físicamente para actuar. Sin embargo, como se use la ira es un proceso que se aprende en el ambiente familiar primero, luego se refuerza en la escuela, y posteriormente en la comunidad.
De acuerdo a los estudios realizados por Averill (1982) profesor universitario de la Universidad de Massachusetts Amherst, una persona se enoja entre dos o tres veces por semana, en un 85% por situaciones que eran injustificadas o bien pudieron ser evitadas y manejadas de otra forma. Una persona en promedio se enoja un 75% con alguien que ama o comparte mucho tiempo y en un 13 % con desconocidos.
Algunas de las consecuencias que enfrenta una persona que no sabe hacer uso adecuado de la ira son: actuar irracionalmente, baja su coeficiente intelectual, causa daños emocionales a las personas a su alrededor, al comienzo de la ira crea una ilusión falsa de fuerza física que conlleva a la persona a una debilidad mental y espiritual. La ira fácilmente conlleva a la agresividad.
El saber expresar la ira en una forma asertiva permite a la persona vivir libremente y a tener una mayor convivencia con los seres que ama, con sus amigos y en los diferentes escenarios en que interactúa.
Independientemente del pasado de cada persona, siempre existe la oportunidad de hacer decisiones diferentes que llevan a vivir una vida más feliz. Existen diferentes técnicas y herramientas dadas por profesionales en las áreas de la psicología y la espiritualidad que están al alcance de todos. Independientemente del enfoque existen unos puntos básicos que son:
-Asumir responsabilidad de la vida propia
Muchas de las razones por las que la persona se enoja solo existen en su cabeza. Se vale preguntarse ante una situación de enojo: ¿Existe una evidencia real que justifique mi enojo? Pensar dos veces una situación puede ayudar a ver todo desde una perspectiva diferente.
-El poder de decisión que cada persona tiene
Tomar tiempo para revisar si el enojarse es un habito repetitivo ayuda a ver claramente la fuente del enojo. El proceso de decidir enojarse o no implica un conocimiento de si mismo, de los propios sentimientos, emociones, y comportamientos.
-Permanecer calmado
El permanecer relajado ayuda a reducir los niveles del enojo. Las personas felices tienden menos a enojarse. Hacer ejercicio, en lo posible dormir mínimo las ocho horas diarias, tener tiempo libre, meditar, tener momentos de quietud permiten liberar tensiones y que la persona piense mas creativamente.