Obediencia y no esclavitud
El pecado entró en el mundo por la desobediencia de Adán y Eva al único mandamiento que Dios les había dado. Hoy, lo que caracteriza a un cristiano es que posee la vida de Cristo. Por lo tanto debería, al igual que Cristo, obedecer a Dios. Pero, ¿por qué a menudo esta obediencia es considerada como una carga? Es cierto que en nuestra mente la obediencia se opone a la noción de libertad, la cual hoy en día todos reivindican.
Olvidamos que existen varias formas de obedecer:
–Por obligación: en la época de la esclavitud no se le preguntaba a un esclavo si quería obedecer; era obligado a hacerlo, por la fuerza si era necesario. Asimismo, la obediencia que los padres piden a un niño para formarlo y protegerlo del peligro es parte de su educación.
–Por necesidad: los que son asalariados, tienen que estar atentos a las órdenes de su jefe, si quieren conservar su trabajo.
–Por amor: para obedecer, el creyente tiene motivos diferentes a la obligación o a la necesidad; lo hace por amor a Dios, quien se le reveló como un Padre lleno de ternura; y también por amor a su Salvador, quien dio su vida para librarlo de la perdición eterna. Él dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15).
Consideremos, pues, la obediencia a Dios como asociada a la libertad del amor y no a la esclavitud.