El rojo de los corazones
Por: Juliana Henao
Es el mes de febrero y las tiendas se visten de color rojo, corazones, y osos de peluche invitando a todos a comprar su regalo para sus parejas. Por otro lado, un poco menos llamativo y brillante nos encontramos con la sorpresa de que no todas las relaciones son tan armoniosas y traen tanta felicidad como las vitrinas de la tienda.
Por el contrario las relaciones amorosas suelen resultar complicadas y no traer la felicidad tan anhelada, y se debe en parte a la creencia general de que la felicidad la encontramos en el otro, bien sea la media naranja, el alma gemela, en el príncipe azul o la doncella.
La expectativa que generamos frente al otro nos lleva a vivir una fantasía, cuando en la realidad la felicidad radica en amarse a sí mismo o a sí misma para poder amar al otro. Y no basta la buena intenciónón de amarse, para amarse hay que conocerse y pasar tiempo a solas. Conocer sus propias emociones y sus propios sentimientos.
Un ejercicio muy sencillo que nos permite conocer nuestras emociones es el planteado por Marcia Grad Powers, una reconocida autora y educadora en Terapia Racional Emotiva Conductual. En su libro El Matadragones que tenía el corazón pesaroso nos habla del ABC de las emociones: A. Adversidad. B Creencias y C Consecuencias. (En inglés los términos coinciden con las letras A. Adversity; B. Beliefs; C. Consequences).
Este ejercicio está basado en el supuesto de que los pensamientos llevan a los sentimientos y estos a su vez a las acciones.
Todas y cada uno de nosotros enfrentamos a lo largo de la vida adversidades como la ppérdida de trabajo, la muerte de algún ser querido, una enfermedad, etc. Las crisis son parte de la historia humana.
Frente a estas crisis cada uno piensa algo, frente a la pérdida de trabajo una persona puede tener un pensamiento de derrota y agobio, otra puede tener un pensamiento de libertad y ver la oportunidad de viajar o visitar sus familiares e incluso emprender un negocio.
Sin embargo, la mayoría de las personas generamos pensamientos de derrota y de calamidad frente a las crisis. Estos pensamientos llámensen negativos nos llevan a actuar de manera poco constructiva, como decir palabras hirientes, golpear, tirar el teléfono, estar distraído, empezar a consumir licor e incluso drogas. Todo por que lo que creíamos que iba a ser no fue. Por las expectativas de lo que creemos debería ser.
El ejercicio ABC de las emociones propone hagamos una lista de las adversidades que estemos viviendo en el presente, luego una lista con los pensamientos que nos genero esa situación de crisis en particular y tercero una lista con las acciones que realizamos llevados por esos sentimientos.
Luego de escribir estas tres listas RESPIRAR lenta, profunda y pausadamente y observar o imaginarse una nueva forma de ver las crisis, en vez por ejemplo de decir se me acabo el mundo, sustituirlo por algo como se acabo una etapa en mi vida, empiezo otra. O en vez de decir ya no sirvo para nada, me echaron por viejo. Decir, no me gusta que me hayan echado de el trabajo, no me gusta, pero no es el fin, puedo superarlo.
Luego observar las emociones que surgen de estas nuevas forma de ver. Si al escribir los nuevos pensamientos no se genera ninguna nueva emoción o hay una resistencia a creerlos, leerlos en voz alta varias veces al día ayuda a generar nuevas emociones. Incluso fingir que se creen es una buena técnica para incorporarlos poco a poco a la propia realidad.