Alta tecnología
A menudo empleamos el término «alta tecnología» para calificar un producto que está en el nivel más alto de desarrollo. Nuestras sociedades están orgullosas de poder mostrar lo mejor de la industria.
Sin embargo, si bien es cierto que fue necesario desplegar los tesoros de la imaginación y de la inteligencia para crear automóviles, aviones, trenes y los múltiples objetos que usamos en la vida cotidiana, también basta poca cosa para que estos dejen de funcionar.
Por ejemplo, en Francia en diciembre de 2009, los trenes de alta velocidad no pudieron circular durante varios días debido a la nieve y al hielo. En abril de 2010 todos los aviones de gran parte de Europa no pudieron despegar debido a las nubes de ceniza provenientes de un volcán islandés.
Estos dos ejemplos deberían hacernos reflexionar. A menudo el ingenio del hombre lo conduce al orgullo, pero la fragilidad de cada cosa que construye debería mantenerlo en una actitud humilde. Un día Dios se encargará de poner al hombre en su lugar. Hoy le advierte que el orgullo es una trampa que hace perder al hombre su lugar de criatura débil y dependiente, que lo lleva a creer que puede vivir sin su creador.
Dios también invita a cada uno a considerar su propia debilidad y a tomar el lugar de confianza y dependencia de un niño respecto a sus padres. El Dios todopoderoso, creador y salvador, quiere ser nuestro Padre. Y nosotros, ¿queremos tomar ese lugar de hijos de Dios?