¿Dejaron de soñar los soñadores?

 ¿Dejaron de soñar los soñadores?

editorialQuizá para muchos de los dreamers de Georgia la fecha del 18 de abril ya no diga ni represente nada, incluso para muchos de sus padres quienes también pudieran verse afectados o beneficiarse tampoco, la apatía que a veces demuestra nuestra gente es tal, que raya con la más descarada indiferencia, a fin de cuentas, aquí nos venimos todos fue a trabajar y a hacer lana.

Pues, precisamente la fecha del 18, podría ser la clave para que muchos de los que así piensan, puedan medio salir de las sombras y hacer la lana que quieran, de manera menos preocupada, si es que las cosas en la Corte Suprema así lo indican.

Este próximo 18 de abril—como lo advierte una de nuestras columnistas–El máximo tribunal, consideraría si Texas tiene fundamento jurídico para retar la legalidad de las acciones ejecutivas.

Y explica: “De ser así, la Corte Suprema analizaría, entre otras cosas, el alcance del poder ejecutivo del presidente. Los jueces supremos les pidieron a ambas partes que expongan en sus respectivas ponencias si al girar las órdenes ejecutivas migratorias Obama violó su deber constitucional de hacer cumplir las leyes federales, en este caso las de inmigración”.

Eso es lo que está en juego. En otras palabras, se trata de la demanda que los 26 estados republicanos por medio de sus procuradores—también republicanos—interpusieron al presidente Obama por haber querido ampliar la Acción Ejecutiva para los Llegados en la Infancia—DACA-, y buscar el mismo alivio para los padres de algunos residentes legales y ciudadanos americanos, por medio del DAPA.

Lo que pase ese día quizá no tenga la mayor trascendencia, pues no se espera que nadie tome decisiones a la fecha, pero sí a mediados del verano, cuando ya las campañas presidenciales estén que ardan, más de lo que ahora se miran.

A nivel local, lo que preocupa es el letargo en el que parecen haber caído los soñadores, una vez que la mayoría consiguieron sus números de seguros sociales y sus licencias de conducir; algunos tuvieron que salir del estado a ver nuevos horizontes en estados menos hostiles.

Otros se dedicaron a ser los choferes del resto de la familia y otros quizá se conformaron empacando bolsitas de “dollar menu” en cualquier McDonalds, porque hasta ahí les alcanzó el aire.

Podremos estar equivocados, pero de aquella impetuosa juventud llena de vida y coraje vemos ya poco, salvo casos contados con los cinco dedos de la mano, quienes todavía siguen dando la lucha pero mermados tal vez por la falta de apoyo y la ilusión casi vencida por la soledad que precede a las tormentas.

Da la impresión que con la primera paleta se les llenó la boca y lo demás ya no tiene sentido, o por lo menos, así es como se siente el movimiento local que motivado quizá por las hazañas documentadas a nivel nacional, llegó a obtener cierto nivel de protagonismo.

Es odioso recordarlo, pero con DACA nada se ha ganado, aunque haya sido el logro más grande en materia migratoria que se hubiera alcanzado luego de más de 10 años de puja en el senado de Washington por aprobar el ya olvidado Acta de los Sueños, que más amplio y ambicioso, buscaba darle estatus a los soñadores.

Ahora solo esperamos que nuestros pálpitos no sean ciertos, y que obedezcan solo a una sensación de opacidad en las luces que nos destellaron cuando pelearon por dar medio pasito hacia adelante, y por el contrario los ánimos y el entusiasmo sigan ahí, porque en el panorama—al menos por ahora—nada bueno se vislumbra.

Editor

Rafael Navarro, es Comunicador Social- Periodista de origen colombiano, ha trabajado por más de 30 años en medios de comunicación en español, tanto en Colombia como en Estados Unidos, en la actualidad es editor del periódico El Nuevo Georgia.

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