EL “EXORCISTA” QUE DESEAN LOS EQUIPOS DE LAS GRANDES LIGAS
Según el diccionario bíblico un exorcista es aquella persona que utiliza fórmulas mágicas o conjuros para expulsar demonios y eliminar su influencia en una persona, un animal, objetos e incluso lugares como pueblos y casas. Y aunque usted no lo crea, la MLB cuenta con un extraordinario “exorcista” quien tiene la particularidad de usar como fórmulas mágicas trabajo y muchos números. Se trata del abogado Theo Epstein, graduado en la prestigiosa Universidad de Yale, quien inició su carrera de “exorcista” al ser nombrado como gerente general de los Medias Rojas, llevándolos a ganar la Serie Mundial en el año 2004 y de esta forma romper el maleficio de Babe Ruth, cuya creencia tuvo su génesis cuando el presidente del Boston vendió al “Sultán del Bate” a los Yanquis de Nueva York en 1920. Doce años más tarde, Epstein vuelve a repetir la historia “mata maldiciones” al construir otro equipo, el de los Cachorros, dándole fin a la de cabra que tuvo un reinado absoluto por 108 años.
De esta manera, Epstein acabó con dos de las maldiciones más famosas de la MLB que lo han convertido en un ejecutivo exitoso a sus 42 años y, de paso, en el “exorcista” indiscutible del béisbol. La clave de sus conjuros ha sido una meticulosa labor caracterizada por fórmulas precisas ajenas a supuestos y basadas en la ciencia, ya que posee una enorme fe en lo que ahora denominan la “sabermetría”, ese análisis que se hace del béisbol a través de evidencias objetivas, específicamente a través de estadísticas, teniendo como fin medir, de manera eficaz, las actividades que se suscitan dentro del campo de juego. Este término se deriva del acrónimo SABR, el cual hace referencia a la Sociedad para la Investigación del Béisbol Americano según sus siglas en inglés (Society for American Baseball Research), entidad que fue fundada en 1971 por Bob Davis. Con tales prácticas laborales no existen para Epstein mitos, leyendas o maldiciones que interfieran con sus propósitos.
Y es que el béisbol es un tema apasionante, con matices y creencias que superan muchas veces la racionalidad, por lo que no se hizo dificil que acogiera a esas dos supuestas maldiciones: la del Bambino con los Medias Rojas de Boston y la de la Cabra con los Cachorros de Chicago, historias que se anidaron en las mentes de los aficionados y que parecían ser sacadas de una novela o de un libro de magia negra. De hecho, hay fanáticos de los Cubs que desconocen el trabajo de Epstein, como el señor Andrés Palma, quien cargaba durante los playoffs agua bendita, un rosario y una pelota verde para la suerte. El día de la obtención del título, trajo una máscara de una cabra con un facsímil de dinamita en la boca. Para él, fueron sus amuletos mexicanos de la buena suerte y no Epstein los que ayudaron a revertir la Maldición de la Cabra. Afortunadamente, los ejecutivos de los Cachorros confiaron en Epstein quien se unió a los oseznos en el 2011. Con paciencia fue construyendo a una divisa joven y competitiva, superando el escollo de las 101 derrotas sufridas en el 2012. Ahora, convertido en su potente motor, celebra su segundo título personal en las mayores. Los aficionados esperan que enterrada “la maldición de la Cabra” ahora Epstein, desde su oficina en el Wrigley Field, inicie la dinastía de los Cachorros de Chicago.
Antonio D. Figueroa.
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