Sentir que hay gratitud en el corazón
“Sentir que hay gratitud en el corazón, es como permitirle al universo expandirse sin dirección. Es muy necesario apostar por una vida en gratitud y reconciliación con la historia y el entorno”
Carlos J. Palacios
Más rápido de lo que pensamos estamos celebrando otro día de Acción de Gracias, una tradición que se celebra en Estados Unidos el cuarto jueves del mes de noviembre y en Canadá el segundo lunes de octubre. Y que nos invita a dedicar un día de 365 que tiene el año a reunirnos con familiares y amigos a compartir.
Este día es quizás uno de los días de mayor significado porque nació de acuerdo a la creencia popular de un gesto de humanidad de la tribu Wampanoag de compartir alimentos con la colonia de Plymouth que no tenía suficiente comida para alimentar a la mitad de sus 102 colonos.
Los nativos ayudaron a los peregrinos dándoles semillas y enseñándoles a pescar. Y aunque no se sabe a ciencia cierta si este es el origen del día de acción de gracias, es la que más resuena entre la comunidad estadounidense.
Existen otras teorías menos aceptadas socialmente que vinculan el Día de Acción de Gracias como el resultado del ritual de agradecer y celebrar luego de haber recogido la cosecha.
Como inmigrantes de habla hispana hemos incorporado está fiesta en nuestras propias tradiciones y esperamos con gran anhelo está semana donde disfrutamos de una buena cena, de la compañía de las personas que amamos y unas cortas vacaciones.
Sin embargo, nuestra intención debería ir más allá de solo dar gracias un día y volverlo parte de nuestra existencia diaria.
Mucho autores, líderes espirituales y religiosos hablan de los beneficios de dar gracias, pero solo cuando empezamos a agradecer es que nos damos de su poder. Mientras solo son palabras muertas que repetimos mecánicamente.
El agradecer supone la totalidad, cuando agradecemos no separamos lo que nos gusta, de lo que no nos gusta, simplemente agradecemos por cada situación, por lo que nos produce alegría y también por lo que nos causa daño.
El agradecer nos lleva al reconocimiento de lo mucho que tenemos, desde nuestro cuerpo corporal y cada una de las sensaciones que nos ofrece hasta los bienes materiales que hacen nuestra vida más cómoda y tranquila.
El agradecer nos lleva a vivir una sensación de paz y tener la mente despejada. Nos lleva a ver la vida desde otra perspectiva a la que estábamos acostumbrados. El agradecer nos lleva a ser generosos con nosotros mismos y con los demás.
Cada minuto que vivimos agradeciendo se vuelve un logro de la existencia y nos reconcilia con nosotros, nuestro pasado y nuestro entorno.
Feliz día de Acción de Gracias!