Puentes o muros

 Puentes o muros

Por: Tisha R. Tallman*,
Señor Gorvachov, derribe el muro! dijo en 1987 el presidente Ronald Reagan refiriéndose a la destrucción del muro que dividía Berlín Oriental y Occidental.

El resurgimiento del debate acerca del “muro” que nos separaría de México, uno de nuestros grandes aliados, y nuestro tercer mayor socio comercial, está generando una profunda preocupación. Los muros, se definen como “una estructura vertical continua de ladrillo o piedra que encierra o divide un área de tierra. El diccionario de la lengua española lo define escuetamente como una pared o una muralla. Los muros de las paredes, incluyen, “barrera”, “cerramiento” y “división.”

Una barrera dividió a Berlín de 1961 a 1989. El bloque del Este, afirmó que el muro, debía proteger a su gente de los elementos fascistas; pero en realidad, su finalidad era evitar la emigración masiva de la Alemania Oriental comunista.

Históricamente, el muro representa mucho más que la perspectiva del mundo exterior o interior. La pared, cualquier pared representa un daño, un desglose en la comunicación, en las relaciones y en las instituciones. Desgloses que deben ser abordados, no ignorados.

El mundo ha cambiado, ahora – citando a Thomas Friedman- vivimos en un mundo “más plano” o “más aplanado” Es decir, físicamente aún podemos construir paredes; pero el libre flujo de bienes y servicios no será impedido, no importa que tan alto sea el precio a pagar. Lo mismo que el intercambio de ideas, innovación y relaciones entre naciones.

Mientras las discusiones acerca del “muro” continúan tomando forma y la construcción se vuelve más real, yo, continúo aprendiendo de mis colegas y compañeros de clase haciendo uso de Skype, correos electrónicos y otras formas de comunicación de tecnología avanzada.

Científicos, educadores, médicos y líderes empresariales, siguen colaborando para abordar algunas de las inquietudes tecnológicas y de recursos ambientales de nuestro tiempo. Nuestros adolescentes continúan comunicándose con sus amigos alrededor del mundo a través de la internet, intercambiando ideas y creando relaciones en salas de “chat” y todos los medios de comunicación social.

La construcción de un “muro,” no es mi realidad ni la de la mayoría de los americanos. Las paredes ya no pueden detener las piezas más importantes que afectan nuestra vida cotidiana.

Sin embargo, mientras usted lee este artículo, se está generando un movimiento para integrar a todos los jóvenes, que nosotros hemos educado, a los países de sus padres. Naciones que los van a recibir con los brazos abiertos mientras nosotros les damos la espalda. Otros gobiernos están formando nuevas relaciones entre uno y otro mientras nosotros rompemos décadas de relaciones y alianzas.

Varias naciones se han solidarizado con Méjico y este, acaba de lanzar una nueva campaña: “Hecho en México.” Al mismo tiempo, en otros rincones del mundo se está adaptando nuestra nueva política exterior. Así, el Presidente argentino, acaba de emitir, en los últimos días, un decreto que facilita la deportación de inmigrantes y restringe su ingreso a Argentina.

En 1815, en una carta dirigida a Henry Cullen, Simón Bolívar, describe América del Sur y el mundo como un ente unido en donde Panamá era el conector. Lo que fomentaba esta conexión era el comercio y el intercambio de recursos. Casi 100 años después, la visión de Bolívar se vuelve una realidad, el canal de Panamá (construido de 1903 a 1914) y el mundo está conectado a través del comercio entre las costas del Pacifico y el Atlántico. Este puente cambió al mundo.

Nosotros también podemos ser parte de este movimiento histórico, no tenemos que ser visionarios para conseguirlo, el cambio ya ha comenzado. En su lugar, podemos más bien ser partícipes de lo que la tecnología y la ciencia han creado gracias a la construcción de puentes. O ¿podemos deshacer todo lo que se ha conseguido y construir muros? La decisión es nuestra.

*Tisha Tallman es Presidente de la Cámara de Comercio Hispana de Georgia

Editor

Rafael Navarro, es Comunicador Social- Periodista de origen colombiano, ha trabajado por más de 30 años en medios de comunicación en español, tanto en Colombia como en Estados Unidos, en la actualidad es editor del periódico El Nuevo Georgia.

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