Regresando al trabajo
Por: Juliana Henao
Es fácil criticar y juzgar a la mamá que decide ingresar o regresar al mundo laboral aún cuando tiene su bebé tiene poco meses de nacido o cuando aún los tiene pequeños. Algunos, incluso las personas más cercanas como familiares y amigos podrán decir que es una mamá desapegada, que no quiere tanto sus hijos, que se quiere liberar, que ya no quiere cumplir con sus obligaciones en la casa, entre muchas otras más.
La verdad puede ser bien distante de los rumores, y muchas mujeres después de nacer su bebé regresan a trabajar fuera de casa porque son madres cabeza de hogar que se ven en la necesidad de generar su propio sustento y el de su familia, otras porque los ingresos de su compañero no son suficientes para cubrir los gastos familiares o tienen metas específicas que desean cumplir, otras porque sencillamente desean trabajar, y hay otro grupo de mujeres que ven que sus niños están creciendo y sienten la necesidad de explorar y ampliar sus horizontes, de auto realizarse como profesionales, y no tan solo como esposas, o madres.
Por supuesto como cualquier decisión en la vida ingresar al mundo laboral exige un precio que no toda mujer está dispuesta a pagar. Implica un esfuerzo a nivel mental, emocional y físico, porque supone cambiar la rutina diaria, quizás dormir menos horas mientras se crean nuevos hábitos, implica dar nuevas órdenes al cerebro y poner a funcionar las neuronas en otra dirección, supone aprender nuevas habilidades, interactuar con gente nueva, aprender nuevas rutas de desplazamiento y es por eso que al principio pareciese que regresar a trabajar fuera de casa pareciera un error, porque se puede sentir un agotamiento indescriptible y un entrar en un estado de estrés.
Sin embargo, a medida que el tiempo va pasando y se hacen los reajustes necesarios la mujer descubre que el hecho de regresar al trabajo le permite descubrir talentos que no sabía que tenía, hacer nuevos amigos, resolver situaciones conflictivas de diferentes formas, la lleva a hacer una mujer independiente no solo económico, e incluso empieza a delegar, aprenden a pedir ayuda, incluso sus hijos y parejas pueden llegar a apreciar más su presencia porque empiezan a valorar todo el trabajo que hacía en casa.
Lo que hay que tener en claro es que la mujer que trabaja fuera del hogar conserve una actitud positiva, comprenda que no todo es posible tenerlo perfecto, que es importante reservar espacios para el descanso mental y físico y que los hijos después de todo cuando crezcan van a recordarla por su felicidad y por su amor.
Nota:
Dedico este artículo a todas aquellas mujeres que han tomado la decisión de trabajar fuera de casa y darse la oportunidad de descubrirse a sí mismas en otras facetas.