Crisis política en Venezuela
Dos meses y medio han soportado las diversas protestas y manifestaciones en contra del actual gobierno de Nicolás Maduro, arrojando un saldo de más de 70 muertos y cientos de heridos.
La crisis política en Venezuela se agudizó tras la reciente decisión del Tribunal Supremo Judicial (TSJ) de asumir las funciones de un Parlamento antichavista, a fin de reescribir la Constitución y consolidar el poder autoritario de Maduro en la presente administración.
Cabe recordar que en enero del 2016, la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática -conformada por partidos centristas, de izquierda y derecha moderados- tomó control del poder Legislativo, considerado chavista, y a partir de entonces el TSJ ha declarado invalidas e ilegales las decisiones del Parlamento.
Ante esta situación, tanto la oposición política antimadurista, la diáspora venezolana exiliada en el extranjero y la comunidad internacional cuestionan el nivel de gobernabilidad en ese país latinoamericano. El nivel de violencia y el uso desproporcionado de la fuerza por parte de la armada Guardia Nacional, sobretodo en contra de protestantes juveniles, ha llamado la atención particularmente de grupos pro derechos humanos nacionales e internacionales.
No obstante los saldos rojos de muertos y heridos en los últimos días, los grupos de protestantes anti-maduristas continúan convocado a la población civil a protestar hasta lograr tomar Caracas y presionar al gobierno de Maduro para que éste celebre elecciones presidenciales adelantadas, respete los derechos humanos de la población y liberte a cientos de presos políticos.
Por su parte, Maduro persiste en demeritar la gravedad de la situación actual e insiste que dichas revueltas solo tienen la intención de desestabilizar la nación y hechar abajo los ideales chavistas.
Lo cierto es que entre este debate político se encuentra atrapada la población venezolana, en medio de una aguda crisis económica de más de tres años, que registra una inflación de casi 180.9% -considerada la más alta en el mundo-, en donde se acrecienta la escasez tanto de víveres como de productos básicos.
Entre los más necesitados se encuentran medicamentos y alimentos indispensables como la leche, azúcar, harina. A esta realidad se añade la caída del precio del petróleo, responsable del 96% de las divisas de Venezuela, los racionamientos en la energía eléctrica y la existencia de altos niveles de pobreza y violencia criminal.
Ciertamente para opositores del gobierno de Maduro, a quien acusan de ser un hombre corrupto y de vínculos con organizaciones clandestinas opuestas a los intereses nacionales, la intención del actual Presidente es convertir a Venezuela en otra Cuba.
En su mayoría, Venezuela reprueba la legalidad de la actual administración, registrándose la desaprobación de Maduro en 7 de cada 10 personas, según últimas encuestas públicas.
Si bien es impredecible el fin de estas revueltas públicas, la Organización de Estados Americanos ha propuesto la creación de un grupo de contacto como árbitro entre Maduro y los grupos opositores que demandan la suspensión de una nueva asamblea constituyente.