“No nos vamos a esconder”

Al cierre de esta edición Ventura continuaba detenido en el Centro de Detención de Inmigración en Atlanta, luego de que fuera detenido por exceder la velocidad en una zona escolar del condado de Gwinnett y el oficial lo arrestara por no portar una licencia de conducir.

Al momento de su arresto lo acompañaba su esposa y su niña con Síndrome de Down. Pagó en Gwinnett los más de mil dólares por la ofensa, pero fue entregado a los oficiales de inmigración que tiene el sheriff, entrenados para tal fin y que vienen haciendo su agosto luego de la posesión de Trump y su batalla sin cuartel contra los indocumentados.

Ventura ha llevado una vida decente desde que se vino para Estados Unidos esperanzando en darle una vida mejor a su familia y desde entonces no ha hecho otra cosa que trabajar, no le quita trabajo a nadie, porque él mismo genera el suyo y el de su esposa, por el contrario, genera ingresos al condado que lo entregó a ICE y al estado por medio de sus impuestos.

Como el de él, los casos se cuentan por montón, y tienden a ponerse peor, luego de los anuncios del director de Inmigración y Aduanas—ICE-, a nivel nacional, Thomas Homan y del local Sean Gallagher, quienes han amenazado con seguir generando una persecución sin precedentes donde puedan causar el mayor impacto, con tal de complacer las ansias supremacistas de su jefe en la casa Blanca.

Homan dice que cuadruplicará y hasta quintuplicará sus operativos en los lugares de trabajo. Eso no significa cosa distinta a que pueden darse redadas en las fábricas, factorías y lugares de trabajo, por ejemplo en los sitios de construcción donde se tenga evidencia de que contratan indocumentados.

Eso también quiere decir que la desfragmentación de las familias seguirá siendo un tema de extrema atención y delicadeza y que, de llegarse a cumplir con tales amenazas, podremos comenzar a hablar de una crisis humanitaria, generada en las entrañas de la nación “más civilizada del mundo” mejor conocida también como “la tierra de la libertad y de los sueños”.

Si bien se ha hablado en el pasado de los inmigrantes en las sombras y el submundo de los indocumentados ha generado toda suerte de abusos, precisamente por el miedo que causan los tambores de guerra en manos de los republicanos, en esta oportunidad sus defensores han contraatacado advirtiendo que no se van a esconder.

Pero aparte de esta sentencia, que no es otra cosa que el seguimiento a un movimiento pro inmigrante que ha debido sortear toda suerte momentos y angustias, el resistirse ante los embates del presidente Trump y sus vasallos, será una prueba de fuego para todas las comunidades, porque en vez de verse la luz al final del túnel, la que se ve, no cabe duda que es la del tren de la deportación.

Editor

Rafael Navarro, es Comunicador Social- Periodista de origen colombiano, ha trabajado por más de 30 años en medios de comunicación en español, tanto en Colombia como en Estados Unidos, en la actualidad es editor del periódico El Nuevo Georgia.

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