Llegó la Navidad…

Por: Juliana Henao

Y con ella las mil y unas luces que adornan las calles,  incontables invitaciones a cenas familiares o  con amigos, la lista de regalos, y la presión  a dar y perdonar porque es la época apropiada…

Y es que nos dejamos llevar por las modas, y una de ellas que ha tomado mucha fuerza es la que nos pide que debemos ser felices, de no albergar ninguna emoción diferente a la que nos haga deslumbrar perfección.

Debemos ser feliz  a costa de todo con base a parámetros  como son  viajar (una de las más comunes hoy en día), tener un carro, vestir bien, tener accesorios de lujo, tener el iPhone X, incluso estar casado y tener hijos, solo por mencionar algunas. 

Sin embargo, la felicidad no radica en ninguna de ellas,  la felicidad no se encuentra en la posesión o en el tener, y tampoco en el estar con alguien, ni negando la realidad o huyéndole al dolor, al enojo, a la rabia, a la vulnerabilidad, a la tristeza.

Tampoco existe un tiempo establecido para ser felices, no somos más o menos felices porque es diciembre.  Hay historias personales que son dolorosas, y angustiantes que toman tiempo sanar, y no se van milagrosamente durante este mes. Y  la felicidad no la podemos hallar negando ese dolor, por el contrario debemos dejar que las lágrimas fluyan para permitir que haya una sanación, y no debemos ponerle fecha o estación.

El perdón llegará en el momento preciso, no antes, no después y podrá ser en navidad, o en verano. Lo que realmente tiene sentido en épocas como esta es vivir el día, el presente desde lo mejor que podamos hacer. 

Si nos sentimos con la disposición de sonreír, de compartir con otros, de comprar regalos, de asistir a fiestas, de dar con generosidad y desde el amor. Bienvenidos todas esas buenas intenciones y acciones, pero si  por el contrario nos sentimos abrumados, con la necesidad de estar solos, de cuidarnos, de dedicarnos a nosotros mismos, es también válida.

Siempre y cuando esta decisión la tomemos desde el amor hacia nosotros mismos, sin culpas y sin remordimientos. Porque en la medida en que estemos sanos y en paz con nosotros, podremos ir por el mundo, sin pretensiones de felicidad o generosidad, podremos caminar siendo nosotros y desear a otros Feliz Navidad en plena primavera.

Juliana Henao

Nacida en Colombia, es coach de vida y conferencista internacional, es una defensora de los derechos de igualdad de género y ha trabajado durante años con organizaciones que luchan por ese tema en Estados Unidos y América Latina.

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