Nuestro Dios sabe todo
La mente humana difícilmente concibe que Dios conozca el pasado, el presente y el futuro de cada uno de nosotros. ¡Esto nos produce vértigo! Pero hay otras informaciones que nos sorprenden, por ejemplo lo que los científicos descubren de la complejidad y del funcionamiento de lo infinitamente pequeño: ¡cada detalle nos llena de admiración!
Dios también creó y controla los intercambios de información que se producen en el interior de cada organismo y que permiten la vida.
Pero más extraordinario todavía: Dios sabe lo que yo pienso, lo que piensa cada ser humano. Conoce el origen y el objetivo de mis pensamientos, “discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12). ¡Sí, el gran Dios de los cielos, que manda a los astros, conoce mejor que yo lo que sucede en los pensamientos de un ser tan insignificante como yo!
Entonces comprendo que no puedo esconder nada a Dios. También sé que puedo reconocer y confesar ante él –sin temor porque ya los conoce– todos mis pensamientos que no están en armonía con él.
Dios es mi Padre gracias a Jesús. Me ama y se interesa verdaderamente en todo lo que a mí se refiere. Su objetivo es purificarme y conducirme por ese camino llamado “el camino eterno” (Salmo 139:24).