Política de separación afecta emocionalmente a los niños

 Política de separación afecta emocionalmente a los niños

Un análisis desde lo sicológico muestra la complicada realidad y las profundas consecuencias negativas que puede tener la separación de los menores de sus padres, bajo la política de “cero tolerancia”, de la administración Trump.

Por: Dr: Pierluigi Mancini PhD

pierluigi@eldoctormancini.com 

Cuando los padres pueden satisfacer las necesidades emocionales de sus hijos, el niño recibe el mensaje que el mundo es un lugar seguro y que ellos pueden confiar en otras personas. El niño se siente seguro que puede contar con sus padres y es esa relación la que establece la base para el desarrollo de habilidades emocionales y prepara el escenario para las relaciones futuras.

Un fuerte enlace emocional entre padres e hijos deja al niño libre para explorar el mundo y relacionarse con los demás. Cuando el niño recibe la validación que el mundo es seguro y confiable es lo que lo ayuda a desarrollar la capacidad de manejar sus emociones.

En este momento, alrededor de 2.300 niños en manos de inmigración, no tienen la presencia de sus padres, lo que amenaza la fundación de su desarrollo emocional.

Un daño incalculable

El cerebro se desarrolla completamente entre la concepción hasta alrededor de mediados de los 20 años, cuando el lóbulo frontal completa su desarrollo total.

Durante este período, el niño también desarrolla su habilidad emocional de cómo entender y responder al mundo. El desarrollo físico y emocional son críticos en la capacidad de una persona para funcionar en el mundo, por medio de éstas, ellos aprenden a navegar el sistema de educación, la socialización y la capacidad de convertirse en miembros exitosos de la sociedad.

La prolongada separación de los niños de sus padres afectará el desarrollo de las habilidades necesarias para la competencia emocional, incluyendo la conciencia de su propio estado emocional; la capacidad de comprender las emociones de otras personas; el aprender el vocabulario de la emoción y la expresión de la emoción; la capacidad de ser empático y comprensivo; la capacidad de darse cuenta de que su estado emocional interno no tiene que corresponder con la expresión externa y la capacidad de lidiar con emociones adversas o angustiantes.

¿Dónde se produce el daño?

La teoría del desarrollo psicosocial de Erik Erikson tiene ocho etapas distintas, abarcando cinco etapas hasta la edad de 18 años y tres etapas más allá, hasta la adultez.

Quiero resaltar dos etapas que creo que están siendo trágicamente interrumpidas por la separación de estos niños de sus padres, causando un daño irreversible potencial que creará efectos negativos a largo plazo en el desarrollo de la capacidad de estos niños para enfrentar el mundo.

La primera etapa de Erikson es “Confianza frente a desconfianza”. Durante esta etapa, el niño no está seguro del mundo en el que vive.

Para resolver estos sentimientos de incertidumbre, el niño mira hacia su cuidador principal (su papá o su mamá) para la estabilidad y la consistencia de la atención.

Durante las últimas semanas, estos niños no han tenido a su cuidador principal presente, en su lugar han tenido guardias armados y adultos que no conocen y con quienes no tienen ninguna conexión emocional, como las personas que les dicen qué hacer y qué no hacer.

Si el cuidado que recibe el niño es consistente, predecible y confiable, el desarrollará un sentido de confianza que lo llevará a otras relaciones, y podrá sentirse seguro incluso cuando se vea amenazado.

El éxito en esta etapa conducirá a la virtud de la esperanza. Al desarrollar un sentido de confianza, el niño puede tener la esperanza de que a medida que surjan nuevas crisis, hay una posibilidad real de que otras personas estarán allí y son una fuente de apoyo.  La situación presente claramente pone esta etapa en riesgo debido que les roba la esperanza.

No adquirir la virtud de la esperanza conducirá al desarrollo del miedo. Cuando alguien es criado viviendo con miedo, él o ella desarrolla condiciones que afectan su capacidad para construir o desarrollar relaciones.

“Laboriosidad frente a inferioridad” es la cuarta etapa de la teoría del desarrollo psicosocial de Erik Erikson. El escenario ocurre durante la infancia entre las edades de cinco y doce años.

Los niños necesitan enfrentarse a las nuevas demandas sociales y académicas. El éxito conduce a un sentido de competencia, mientras que los resultados de fracaso producen sentimientos de inferioridad. Es en esta etapa que el grupo de pares del niño ganará una mayor importancia y se convertirá en una fuente importante de la autoestima del niño.

El niño ahora siente la necesidad de ganar aprobación demostrando competencias específicas que la sociedad valora y comienza a desarrollar un sentido de orgullo en sus logros. Si los niños son alentados y reforzados por su iniciativa, comienzan a sentirse trabajadores y confiados en su capacidad para alcanzar sus metas.

“Si esta iniciativa no se fomenta, si está restringida por los padres o el maestro, entonces el niño comienza a sentirse inferior, dudando de sus propias habilidades y, por lo tanto, puede no alcanzar su potencial”

La tragedia

Es durante esta etapa que siento que esta política causará el mayor daño a los 2.300 niños latinos detenidos sin sus padres.

Es una consecuencia trágica de la política de separar a los niños de sus familias lo que tendrá efectos por el resto de la vida de estos niños a medida que lleguen a la edad adulta con capacidades limitadas para convertirse en proveedores de sus familias.

Estos niños no van a poder ser capaces de desarrollar un sentido de orgullo, no están siendo alentados, no se les permite sentirse útiles o ganar confianza en su capacidad para alcanzar metas.

En otras palabras, están siendo condicionados para ser sub-servidores, estar encarcelados, y ser tratados como criminales.

Desafortunadamente, no es la primera vez que los Estados Unidos se comportan de esta manera.

Separar a los niños de sus padres de una manera tan violenta, pública y vergonzosa es traumático.

Tenemos que actuar rápidamente para reunir a los 2.300 niños que aún están separados de sus padres. Cada minuto que pasa causará un mayor daño al desarrollo emocional de estos menores, un precio para pagar de por vida por algo con lo que ellos no tuvieron nada que ver en primer lugar.

wm

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