Un momento con el Señor
Se cuenta la historia de dos leñadores que participaron en una competencia de tala de árboles en un bosque canadiense. Ambos estaban muy determinados a ganar el premio.
El primero, rápido y ambicioso, taló sin descanso los árboles que había en su parcela. El otro parecía un poco más lento.
Iba cortando los árboles metódicamente, a su propio ritmo. A la hora de comer, se detuvo una hora y luego retomó el trabajo al mismo ritmo. Su contrincante prefirió continuar su labor, sin descansar ni comer.
Al final de la jornada, el empedernido trabajador quedó consternado cuando se enteró de que su adversario, a quien consideraba mucho menos enérgico que él, le había ganado.
«No entiendo nada, le dijo, trabajé durante más tiempo y más duro que usted, me privé de comer… ¡y sin embargo el que ganó fue usted!». El vencedor le respondió: «¡Durante mi pausa afilé mi hacha!».
Un himno cristiano dice: «Vele a la mañana… vele al mediodía… vele a la noche». Una de las estrofas expresa este consejo: «Encuentre un momento para estar a solas en oración».
¡Qué necesario es, en nuestras vidas trepidantes, encontrar cada día momentos de comunión, de oración para hablar al Señor y escuchar su voz, para renovarnos! Tenemos que hacer juntos el balance. Leer la Biblia, orar, escuchar un himno o incluso cantarlo. ¡Esto significa «afilar nuestra hacha»!
“Ciertamente yo buscaría a Dios, y encomendaría a él mi causa; el cual hace cosas grandes e inescrutables, y maravillas sin número” (Job 5:8-9).