La crisis, la crisis, la crisis
Nos imaginamos que apenas leyó la palabra crisis su mente lo remontó a la falta de empleo, la escases de dinero, la pelea entre republicanos y demócratas por el “techo” de la deuda, al cierre de muchos negocios y al desplazamiento de otros en su área, en fin, todo eso de lo que está siendo bombardeado casi las 24 horas del día.
Pues sí, eso se llama crisis. Pero no es a la única que nos enfrentamos, hay otras crisis como la falta o la inversión de los valores familiares, por ejemplo, que no se puede arreglar en las manos de los políticos; la crisis en el medio ambiente por el uso desaforado de los recursos naturales, la crisis en la salud y en la educación, siendo esta última el verdadero motivo de este articulo.
Georgia ha estado siempre entre los estados con peores calificaciones académicas a nivel nacional, se habla de los alumnos peor preparados, de las escuelas peor dotadas, de los maestros peor pagados, y de los gobiernos estatales peor interesados en querer ofrecerles verdaderas soluciones.
Ocho o nueve años atrás, el gobernador Sonny Perdue llegó a ese cargo, ganándole al entonces candidato y gobernante Roy Barnes, justamente por una crisis con visos de escándalo en el sector de la educación.
Pasaron los 8 años de gobierno de Perdue, y al parecer se enfocó en otras cosas menos en la educación y ahí siguen las consecuencias. El Estado se gasta más de 100 millones de dólares en clases de recuperación de los estudiantes, que bien pudieran usarse en ofrecerles desde las aulas una mejor calidad educativa, pero eso no pasa.
Lo más reciente, con el escándalo de los maestros que falsificaron las pruebas con las cuales no solo se les mide a los alumnos su conocimiento, sino a ellos mismos su idoneidad, debió haber tenido mucho más ruido del que tuvo, y muchas más consecuencias de las que se han visto.
Al final, ocurrió lo que en cualquier otro país tercermundista hubiera pasado, los del rango más bajo terminaron siendo los absolutos responsables, se les ha sometido a una especie de escarnio público y parece que hasta ahí llega el tema.
Pero esto de la educación no es que sea casualidad, hay que recordar que apenas 40 o 50 años atrás, a los negros se les impedía ir a la escuela, de ahí que se hable de estadísticas vergonzosas como que Georgia tiene uno de los más altos índices de analfabetismo.
Analfabetismo sí, leyó bien, es decir, personas que no saben leer ni escribir, por supuesto la mayoría son de raza negra, eso nos dice mucho, si apenas a mediados de los años 60 fue cuando pudieron entrar los primeros negros a las universidades, como quien dice, la historia no es de ayer.
Lo que duele, es que el gobierno de turno no se enfoque más en algo tan preciado y valioso para toda sociedad que se jacte de ser civilizada y moderna como ésta, en arreglar este problema de la educación, por el contrario, con sus posiciones supremacistas, revanchistas y racistas, empeora el panorama, porque aparte de que los niños y jóvenes no reciben una buena educación, si reciben por cuenta del propio gobernador el mal ejemplo de infundir odio por sus semejantes que no sean de “raza blanca”.
Contra este panorama no queda sino retornar a la familia la responsabilidad que le cabe en este penoso trance y es ahí donde a cada padre le corresponde ser proactivo en la vida escolar de sus hijos, en estar al tanto de lo que en sus escuelas acontece y en no dejar que todo lo hagan los maestros o el gobierno.
Ahora que se aproxima un nuevo retorno a las clases, el llamado es especialmente para la familia latina, para esos padres que este momento tomaron un espacio de su tiempo para leer este editorial, para esa otra familia extendida que empieza con los abuelos, los tíos y los primos, en el sentido de que, se involucren en el proceso de enseñanza de los niños, que no los dejen solos y que hagan parte de las actividades de las respectivas escuelas de su área.
El tema de la educación en estados como Georgia, es mucho más profundo y mucho más complejo de lo que a simple vista puede observarse, sus raíces son perversas y oscuras, pero sus consecuencias fáciles de detectar.
Cuando los gobiernos usan la educación para subyugar a un segmento de la población como lo hicieron con los negros en su tiempo, y como ahora lo hacen con los hispanos, las generaciones venideras tendrán que enfrentarse a los mismos problemas que ahora podemos reseñar por medio de las estadísticas.
El mayor número de presos en las cárceles del estado y del país, son negros, ahora seguidos por los hispanos; la mayor incidencia de casos de SIDA, está en la población negra y ahora entre los hispanos; el índice más alto de niñas embarazadas entre los 13 y los 16 años, antes estaba entre las niñas negras, ahora entre las hispanas.
El mayor índice de crímenes violentos, aun sigue estando entre las comunidades negras, seguidas de las comunidades hispanas; el mayor número de reos condenados a la pena capital, está entre los negros, ahora seguido de los hispanos y las cosas más atroces de la historia del estado de Georgia, se han cometido contra la comunidad negra y ahora se quieren seguir cometiendo contra los hispanos.
Todo ello, a la luz de un análisis simple conlleva a la misma ecuación de partida: educación, empleo, oportunidades, igual: mejor formación académica y humanística, mejores oportunidades, mejor calidad de vida.
De ahí que el llamado en estos momentos no sea tan simple como parece. Llevar a los niños a la escuela. A los legisladores y al gobernador les hubiera fascinado poder introducir una sección en la HB-87, como la de la Alabama donde se prohíbe a los niños ir a recibir clases de primaria y secundaria, pero a cambio de ellos aterrorizaron a sus padres para que estos se desmotivaran y se fueran.
Cuando una familia se va y arranca a los menores de su entorno, desequilibra su normal proceso de aprendizaje y para ellos es mucho más difícil rendir académicamente. Si un menor ve incertidumbre, está sometido al stress de la angustia por sus padres, conoce lo que se vive a su alrededor y eso le preocupa, los sicólogos dicen que baja autoestima y les lleva a ser desaplicados y en otros casos adquirir malos comportamientos.
¿Les dice esto último algo de lo que escuchan a diario de las escuelas y las comunidades negras? ¿Tiene algún parecido todo esto con lo que se dice, se ve y se escucha en las escuelas y comunidades donde prevalecen ya los niños y jóvenes latinos?.
La crisis de la educación, por ende, no es solo cuestión de unos profesores mal preparados que al final se vuelven corruptos y son ahora los malos de la película, ni es producto de que, los negros y los hispanos sean los más tarados para aprender, hace parte de todo esa maquinaria opresiva y represiva de las clases políticas que buscan siempre tener el dominio sobre los demás a cualquier precio.
Por eso, el mensaje es claro padre de familia, amigo, amiga, líder, los niños latinos deben regresar a las escuelas, deben permanecer en ellas y cada uno de ustedes debe ser el guardián de su educación, solo así podremos romper esa cadena de maldición que unos pocos han puesto sobre la mayoría, simplemente porque no nos parecemos a ellos.
La educación es algo más que un mecanismo de opresión de una clase dominante, es la puerta que se abre al camino de la libertad y la realización de los sueños de las clases oprimidas.