¿Quién es Kamala Harris?
Tras hacer historia a nivel nacional por las características de su origen, su pensamiento, su trayectoria y sus logros, esta es la Kamala Harris que muchos desconocían hasta hace poco.
La política demócrata nació en Oakland, California, en una familia de inmigrantes: una madre originaria de India y un padre nacido en Jamaica.
Tras el divorcio de sus padres, Harris fue criada principalmente por su madre, que profesaba la religión hindú y era una investigadora especializada en el cáncer de mama y activista de derechos civiles.
Harris creció ligada estrechamente a su herencia en el sur de Asia, acompañando a su madre en sus visitas a India.
No obstante, la californiana ha subrayado que su madre adoptó la cultura afroestadounidense de Oakland, sumergiendo en ella a sus dos hijas, Kamala y su hermana menor, Maya.
“Mi madre siempre entendió muy bien que estaba criando a dos hijas negras”, escribió Harris en su autobiografía The Truths We Hold.
“Sabía que su país de adopción nos vería a Maya y a mí como niñas negras y estaba decidida a asegurarse que nos convertiríamos en mujeres negras orgullosas y con confianza en nosotras mismas”.
Harris estudió en la Universidad Howard, uno de los prominentes e históricos centros afroestadounidenses de estudios superiores del país, algo que ella describió entre las experiencias más formativas de su vida.
La destacada política asegura que siempre ha estado cómoda con su identidad y se describe a sí misma como “estadounidense”.
Kamala Devi Harris
-Nació el 10 de octubre de 1964 en Oakland, California.
-Residencia actual: entre Los Ángeles y Washington.
-Su madre, Shyamala Gopalan, fue una científica especializada en cáncer de mama que emigró
de India en los años 60 para estudiar un Doctorado en Endocrinología en la Universidad de
California Berkeley. Murió en 2009.
-Su padre, Donald Harris, nació en Jamaica y fue catedrático de la Universidad de Stanford. Se
retiró en 1998.
-Tiene una hermana: Maya Harris, que trabajó para la campaña de Hillary Clinton.
-Kamala se casó en 2014 con Douglas Emhoff, socio en DLA Piper y quien se dedica a la
abogacía en la industria mediática y del entretenimiento.
-Tiene dos hijastros: Cole y Ella Emhoff.
Trayectoria
Tras cuatro años en Howard, Harris se trasladó a la Universidad de California-Hastings, para conseguir un título en Derecho y empezar su carrera en la Oficina del Fiscal de Distrito del condado de Alameda.
Se convirtió en fiscal de distrito -el máximo puesto en esa área- de San Francisco en 2003, antes de lograr ser la primera mujer y la primera mujer negra en ganar el puesto de fiscal general de California.
Se convirtió en senadora demócrata por California en 2017.
En las elecciones de noviembre de 2016, consiguió su escaño con una abrumadora mayoría. Después de su victoria, prometió proteger a los inmigrantes de las políticas del entonces presidente electo Donald Trump y para ello permaneció en el cargo de fiscal general hasta finales de 2016.
Desde su llegada al Senado, la exfiscal general se granjeó el apoyo de los progresistas por su rigurosa e incisiva forma de interrogar a los nominados del presidente para distintos cargos, en especial durante las audiencias para la confirmación de Brett Kavanaugh como magistrado de la Corte Suprema o la de William Barr como fiscal general de Estados Unidos.
Hacia la Casa Blanca
Cuando lanzó su candidatura a la presidencia ante más de 20.000 seguidores en Oakland el año pasado, inmediatamente se convirtió en una de las favoritas.
La demócrata de California trató de mantenerse en la fina línea entre el ala progresista y moderada del partido, pero acabó sin llamar la atención de ninguno de estos bandos, poniendo fin a su candidatura en diciembre, incluso antes de las primeras votaciones.
En marzo, Harris ofreció su apoyo al exvicepresidente Biden, asegurando que haría “todo en su poder para ayudarle a convertirse en el próximo presidente de Estados Unidos”.
Harris, que se describió a sí misma como “la fiscal progresista”, trató de enfatizar las partes de su legado de tendencia más progresista, como requerir a algunos agentes especiales del Departamento de Justicia de California que portaran cámaras corporales -el primer estado en usarlas- o lanzar una base de datos que ofreció acceso al público a estadísticas sobre crimen.
“Kamala es la policía” se convirtió en una frase habitual en las primarias demócratas, lo que se convirtió en un obstáculo en sus intentos de ganarse a la base más liberal del partido.
Con las actuales tensiones raciales en el país, además, ha crecido el escrutinio sobre los casos de supuesta brutalidad policial y Harris ha tomado un rol destacado, utilizando su plataforma para amplificar las voces más progresistas.
En intervenciones de televisión, Harris ha pedido cambios de las prácticas policiales en todo Estados Unidos; en Twitter, ha abogado por la detención de los agentes que mataron a Breonna Taylor, una mujer afroestadounidense de 26 años de Kentucky; y suele hablar con frecuencia de la necesidad de desmantelar el racismo sistémico en el país.
En cuanto a la controvertida apuesta por “retirar la financiación” de la policía para derivar los fondos a programas sociales -un planteamiento al que se opone Biden-, Harris suele contestar con evasivas, pidiendo en su lugar “reinventar” el concepto de seguridad pública.
Harris ha considerado a menudo que su identidad la sitúa en una posición idónea para representar a aquellos en los márgenes de la sociedad.
“Aunque puede que yo vaya a ser la primera mujer en este cargo, no seré la última. Porque cada niña pequeña que nos está viendo esta noche ve que este es un país de posibilidades”, dijo Harris celebrando su victoria vicepresidencial.
“Sueñen con ambición, lideren con convicción, y atrévanse a mirarse a sí mismos de una forma en la que otros no los han visto, simplemente porque nunca lo han visto antes”.
Expresó, ratificando que representaba a las minorías, negras, latinas, asiáticas y toda la diversidad del país.
Cinco cosas que quizá no sabes del presidente electo
Al cierre de esta edición, el conteo de votos en algunos estados aún continuaba, pero al mismo tiempo la ventaja del exvicepresidente Joe Biden, también se incrementaban, por ejemplo, en Georgia donde el propio secretario de estado dijo que, aunque hubiera recuento de votos y acciones legales, nada indicaba que eso favoreciera al presidente Trump.
Aquí te ofrecemos cinco puntos que quizá debas recordar sobre el presidente electo Joe Biden.
1. Un político de carrera
Su carrera en Washington DC empezó en el Senado en 1973, donde consiguió un escaño por el estado de Delaware recién cumplidos los 30 años. Su llegada a la política coincidió con uno de los momentos más trágicos de su vida del que hablaremos más adelante.
Como senador, Biden cimentó la imagen de político cercano, conciliador y con habilidad para llegar a acuerdos con sus oponentes.
También tomó algunas decisiones no tan elogiadas, como la ley de justicia penal de 1994 redactada por él y aprobada durante el primer gobierno de Bill Clinton.
La reforma tenía como objetivo poner freno a décadas de creciente violencia, pero derivó en encarcelaciones masivas, con un especial impacto en la población negra y latina.
A su larga carrera como senador hay que sumarle sus ocho años de vicepresidente de Barack Obama (2009-2017), con quien construyó una excelente relación más allá de lo profesional.
2. La tragedia que marcó su estreno político
Desgraciadamente, la alegría por haber ganado la elección al Senado no le duró mucho tiempo.
Unas semanas después de su victoria, su familia sufrió un grave accidente de tráfico mientras él estaba en Washington DC entrevistando a personal para su nuevo despacho.
Su esposa Neilia y los tres hijos del matrimonio volvían de comprar el árbol de Navidad cuando un camión que transportaba mazorcas de maíz chocó lateralmente con su auto.
La mujer, de 30 años, y la hija pequeña, Naomi, de 13 meses de edad, murieron. Los niños -Beau, de 3 años, y Hunter, de 2- resultaron gravemente heridos y fueron hospitalizados. Empezaba una etapa de dolorosos contrastes en la vida de Biden.
3. Dolor y empatía
Biden, que tomó juramento de su cargo en el Senado en la habitación del hospital donde se recuperaba su hijo Beau, no sabía si seguir adelante con su carrera como senador.
Criado en una familia católica de clase trabajadora, su padre repetía un breve pero contundente mantra: “Levántate, levántate después de haber sido derribado”.
Eso es lo que hizo. Decidió volcarse en el trabajo, pero sin alejarse de sus hijos.
De esa época data una de las anécdotas destacadas de sus primeros años como senador: cada día hacía en tren el trayecto de ida y vuelta entre su casa en Wilmington, Delaware, y Washington DC, más de 300 kilómetros diarios para estar cerca de los suyos.
Fue así como Biden desarrolló un estrecho vínculo con sus hijos que no hizo más que reforzarse a medida que se hacían adultos.
En 1977, Biden se casó con Jill, una profesora universitaria con quien tiene una hija, Ashley, y junto a quien logró reconstruir su familia.
Tras servir en Irak con la Guardia Nacional en 2008, Beau fue fiscal general del estado de Delaware por dos períodos y tenía por delante una brillante carrera.
Pero en 2013 le fue diagnosticada una rara forma de tumor cerebral y murió dos años después. La pérdida de personas tan cercanas moldeó el carácter de Biden.
Quienes mejor lo conocen dicen que tiene el “superpoder de la empatía”, un rasgo que fue subrayado durante la campaña para presentarlo como el presidente idóneo para superar una crisis sanitaria, económica y social como la que supone la pandemia de covid-19.
4. Globalista y comprometido con el planeta
Biden ha defendido la necesidad de rehacer las relaciones de EE.UU., con los países aliados que, en su opinión, se han visto afectadas durante la presidencia de Trump.
Promete regresar al Acuerdo de París de lucha contra el cambio climático y al seno de la Organización Mundial de la Salud, por ejemplo.
Experiencia no le falta: estuvo al frente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado y presume de que ha “conocido a todos los líderes importantes del mundo en los últimos 45 años”.
En 1991 votó en contra de la Guerra del Golfo; sin embargo, en 2003 estuvo a favor de la invasión de Irak para después convertirse en un crítico de la implicación de Estados Unidos en ese país.
5. Propenso a “meter la pata”
Los detractores de Biden opinan que es un desfasado miembro del establishment demasiado mayor para el cargo y con tendencia a meter la pata.
Su estilo directo le ha causado algunos problemas, como cuando en plena campaña dijo que si un afroestadounidense no estaba convencido de votar por él significaba que no era negro, unas declaraciones por las que se disculpó posteriormente.
A diferencia de otros políticos, Biden se siente muy cómodo cuando se encuentra con los votantes.
Biden dice que el recuerdo de su tartamudez infantil hace que no le guste leer los discursos de un apuntador electrónico y por eso prefiere hablar de memoria.
Otra faceta de su personalidad espontánea y sociable es su propensión para acercarse demasiado a la gente, lo que ha dado lugar a situaciones incómodas, obviamente en tiempos anteriores al coronavirus.
El año pasado, ocho mujeres lo acusaron por toques, abrazos y besos inapropiados, mientras que la televisión estadounidense mostró videos en los que se le veía saludando a mujeres en eventos públicos con mucha proximidad física.
En respuesta, Biden se comprometió a “tener más cuidado” en sus interacciones.
Aunque sus rivales republicanos han intentado retratarlo como un hombre con demencia senil que está en manos de la izquierda radical del Partido Demócrata, Biden ha sabido salir airoso y ha terminado por convertirse en el presidente más votado de la historia de Estados Unidos.