Pandemia & Elecciones
Cuando comienzo a escribir este editorial el número de casos por COVID-19 en Georgia superaba los 510 mil, y de lejos la cifra pasaba los 10 mil fallecidos, de acuerdo con las cifras combinadas del Departamento de Salud, paralelo a ello, ríos de dinero corrían a lo largo y ancho del estado buscando los dos partidos quedarse con el control político del senado federal.
Este 2020 ha sido sin duda, un año de contrastes, sobresaltos, sorpresas, amarguras, alegrías repentinas, pérdidas, ganancias ocasionales y esperanza, de todos modos, ese es el motor que nos debe mover siempre: La esperanza y la fe.
Hoy cuando los ojos de la nación y parte del mundo siguen puestos sobre Georgia por la importancia de la carrera de segunda vuelta para senado, por todas las implicaciones que ello conlleva, nuestros pensamientos están con los que, en las últimas semanas han sido contagiados por el novel coronavirus, un nombre que, sin duda, ha partido la historia de esta sociedad mecanizada y tecnificada, y ahora vulnerada por un enemigo invisible que la amenaza de muerte.
Vamos por parte: En el mes de marzo cuando la pandemia fue declarada, conocíamos tan poco del virus como quizás ahora, la diferencia es que, con el tiempo, hemos aprendido a los golpes que, que es real y que mata, no en vano más de 300 personas han fallecido en Estados Unidos, y la pregunta es, si cientos de miles de estas muertes se hubieran podido evitar, si hubiéramos tenido un mejor liderazgo en la Casa Blanca.
¡La respuesta, quizá sea que sí!
Cuando tenemos un “líder” que desprecia la vida, el conocimiento científico, las propias leyes que juró cumplir, la propia constitución sobre la que se ha querido defecar, es muy difícil que el pueblo en general obedezca, y he ahí las consecuencias, hoy por hoy, ocupamos un lugar vergonzoso como país, en el número de infectados.
Sin embargo, las peores noticias, quizá no se hayan escrito aún sobre estos cuatro años de administración del presidente Trump, la historia de este hombre que hace tanto daño con la boca, como con sus dedos para “tuitear” falsedades sigue siendo incierta, es probable que sigamos oyendo de él por muchos años y que su fantasma horrorice más en las sombras, donde habitan los seres de su clase, que en público donde al menos, tuvo siempre la vigilancia de los medios y de la opinión en general.
Para los que habitamos en Georgia, el proceso electoral del pasado 3 de noviembre, fue y por muchos años, seguirá siendo un hito, en el que se logró romper con 32 años de abstinencia del partido demócrata en ganar unas elecciones presidenciales, pero antes que eso, es la refrendación de lo que muchos venían diciendo ya en voz alta, sin que se los escuchara, y es que, si las minorías pudieran votar libremente, el panorama hubiera sido otro desde antes.
Eso parece ser, el asomo de lo que ocurrió con la victoria de Biden sobre Trump, pero es también el reflejo de un trabajo mejor coordinado, no por el partido demócrata, sino por las organizaciones de base, las que general y sistemáticamente estaban siendo ignoradas.
Vale decir que, los partidos no son nada sin sus electores, y los electores no se motivarán si no existe la intención de llegar a ellos, así ha quedado demostrado con los latinos en Georgia, donde desde 2018, se les ha tenido en cuenta y los votantes han respondido, rompiendo entonces con el viejo mito de que “Los latinos no votan porque no les interesa votar”.
Pandemia & elecciones. Así hemos titulado nuestra última portada de este año, que muchos querremos olvidar, pero que aun, nos falta por concluir, y para nosotros será tan largo, como hasta la noche del 5 de enero, cuando hayamos cerrado el ciclo electoral y sepamos que, por fin desde Georgia, hemos cambiado la historia del país, y le hemos dado otro respiro al resto del mundo.
¡Que así sea!
¡Felices fiestas de navidad y lo mejor para el nuevo año!