El camino hacia la recuperación es liderado por los trabajadores esenciales indocumentados
Por: Sam Aguilar, director de FWD.us-Georgia
Ya sea laborando en una granja avícola en Lavonia, limpiando los hospitales del área de Atlanta o en los campos cosechando los melocotones de Georgia, los trabajadores esenciales indocumentados han mantenido a nuestro estado –y a nuestra nación– en pie, incluso cuando la pandemia arriesga sus vidas y su salud diariamente. El trabajo que han hecho no es nada menos que patriótico y desinteresado.
Según un estudio de FWD.us, la organización a la que pertenezco, hay cerca de 560 mil trabajadores esenciales en nuestro estado. Cerca de 170 mil de estos son habitantes indocumentados de Georgia que, a pesar de haber servido en las primeras líneas de la pandemia, están viviendo bajo la amenaza constante de ser deportados.
De estos, cerca de 30 mil son Dreamers que han estado en este país la mayor parte de su vida. Es el único país que conocen y que aman.
Tristemente, nuestra nación no ha valorado sus contribuciones hoy. Sin embargo, sin ellos sencillamente no hay una vía hacia una recuperación económica de la COVID-19. Es así de simple. Es por eso por lo que es hora de reconocer su servicio a nuestro país y brindarles de forma inmediata una vía para ajustar su estatus migratorio.
Es reconfortante ver que, en su primer día en el mandato, el presidente Joe Biden reveló una propuesta de inmigración que incluía una vía a la ciudadanía para los más de once millones de inmigrantes indocumentados que viven en el país. Un millón de estos son Dreamers.
El proyecto de ley proveerá una vía a la ciudadanía de ocho años y los Dreamers tendrán la oportunidad de solicitar de inmediato una “Green Card”, lo que los hace elegibles a la ciudadanía tres años después de ello.
También debemos darle prioridad en cuanto a la ciudadanía a esos millones de inmigrantes y trabajadores esenciales que nos han mantenido seguros y cuidados durante la pandemia. Esto mantendría a las familias unidas, lo que a mediano y a largo plazo es beneficioso tanto para nuestra economía como nuestra sociedad.
A lo largo de las crisis económicas y de salud pública sin precedentes provocadas por la pandemia de la COVID-19, un estudio de mi organización, FWD.us, halló que cerca de 23 mil inmigrantes han trabajado en empleos en la primera línea de los sectores médicos, agrícolas y de servicios de alimentos, entre otros.
Más de cinco millones de estos son indocumentados. No merecen seguir viviendo en las sombras y en tensión, sin saber qué podría pasarles o a sus hijos al día siguiente.
El presidente Biden tiene ante sí una oportunidad enorme de lograr cambios positivos para nuestra recuperación económica de la pandemia, al emplear el potencial total de estos inmigrantes que ya contribuyen de forma activa y voluntariamente a nuestras comunidades.
Ya no basta darles solo las gracias a los trabajadores esenciales por su trabajo arduo y su dedicación. Debemos darles la certeza de que no serán separados de sus familias. Debemos proveerles una vía hacia la ciudadanía y por completo reconocer y honrar el servicio noble que le han brindado a nuestra nación.