Los retos del regreso a clases

Por: María Isabel Pérez

Hasta hace poco, entre las preocupaciones de los padres de familia cuando de comenzar el año escolar se trataba, estaban: las listas de útiles escolares, el horario y las tareas de sus hijos. Lo anterior los obligaba a ajustar ciertas dinámicas del hogar y coordinar con los establecimientos escolares la jornada de lunes a viernes.

Sin embargo, en los últimos meses, las circunstancias han cambiado por cuenta de la creciente incertidumbre de los casos de armas presentes en los predios escolares y los tiroteos que han tenido lugar en algunos colegios. Por lo anterior, un nuevo reto se adiciona a los ocupados padres y los funcionarios para ofrecer seguridad y confianza a los miembros de los establecimientos educativos. 

Desde la masacre de Uvalde, Texas, se han incrementado las medidas en las escuelas para evitar que algo como esa tragedia vuelva a ocurrir. Pero en realidad, no se puede controlar todos los ángulos del problema y así se ha demostrado en los últimos casos de hallazgo de armas en poder de estudiantes.

Como madre, no quiero imaginarme la angustia de los padres de familia cuando se han enterado de que la escuela de sus hijos ha sido cerrada por cuenta de las autoridades debido a la presencia de armas en manos de estudiantes. Aunque no hayan sido utilizadas y los incidentes no han trascendido, es una llamada de alerta para mostrar la magnitud del problema.

Muchos se preguntan cómo es posible que un estudiante ingrese dos armas en su mochila sin que nadie se percate y solo un evento fortuito y accidental reveló que las llevaba como cualquier de los otros útiles escolares. 

En algunos condados se han establecido medidas, como el uso de mochilas transparentes, detectores de metales, inspecciones periódicas en las aulas, y la contratación de personal armado autorizado para la vigilancia de los establecimientos educativos. 

Todas estas medidas pudieran funcionar, ¿pero haría sentir a los padres, estudiantes y funcionarios más tranquilos? No lo sabemos. Lo que sí estamos seguros es que no hay mucho que ellos puedan hacer, sino confiar, y continuar cada cual con su misión en todo este proceso de enseñanza aprendizaje.

Los estudiantes, seguirán acudiendo a las escuelas, con la recomendación de no meterse en problemas, los profesores con la responsabilidad de formar ciudadanos de bien y los funcionarios de estar alerta ante cualquier eventualidad. 

Y es que en medio de la proliferación de armas y los recientes hechos de tiroteos y masacres, para algunos estudiantes es legítimo portar una, no sabemos si a sabiendas de los padres o de manera clandestina, pero plantea un hecho preocupante  que debe ventilarse en una conversación abierta entre todos los miembros de la comunidad estudiantil.