¿Les hubiera gustado encontrar a *María Gómez sin vida?
Dejarse guiar por lo que nos imponen las redes sociales en la actualidad y la horda hambrienta de saciar sus peores instintos es algo de lo que, quienes aún nos consideramos periodistas debemos cuidarnos, porque la línea entre lo éticamente aceptable y el rugir de los estómagos con hambre puede no conocer esa frágil frontera y lanzarnos al vacío.
Durante los dos meses de la desaparición de la niña María Gómez, Mundo Hispánico terminó de pelar el cobre y aceptó sin miramientos el reto que ya sus “millones de seguidores” le habían impuesto para convertirse en el pasquín en el que nos imaginábamos iba a terminar, lo que no habíamos dimensionado era hasta dónde.
Los titulares engañosos con fotos de María fueron frecuentes, burlándose así de una comunidad como la de Gainesville que no merecía tal suerte y de paso faltándose y faltándonos al respeto a quienes todavía nos rehusamos a no dejar de usar el cerebro.
Pasada la pesadilla del padre de la menor y el calvario emocional de todos los que se involucraron de lleno en encontrar a María sana y salva como lo dijo el sheriff del condado de Hall varia veces, entones nos encontramos con que debíamos lapidar a la niña, condenar sin fórmula de juicio a su padre y de paso decirles a las autoridades que habían perdido su tiempo, porque ella se había ido por su propia voluntad y los recursos que invirtieron pudieron haber servido para otra cosa, en resumen habría resultado mejor para lograr un mayor boom noticioso que la niña hubiera sido encontrada en otras circunstancias, o por lo menos, eso es lo que se desprende de otros medios y otros comentaristas en redes sociales, que lejos de enriquecer el debate, muestran lo ligero que somos para opinar y lo tardío y torpes para reflexionar.
El deber de las autoridades, sin distingo de raza, credo, color, origen o circunstancia, es ofrecer seguridad y apoyo a quienes lo requieran, propendiendo siempre porque el resultado final sea la justicia y como en el caso de María la preservación de su integridad y el sheriff del condado de Hall y todos los involucrados así lo demostraron. Decir ahora que se gastaron nuestros impuestos, para descubrir quizá, lo que ya habían imaginado que la menor no estaba viva, es simplemente canalla y fuera de lugar.
La responsabilidad que seguimos teniendo quienes aún no capitulamos al “like” sigue siendo enorme y abrumadora frente a un fenómeno que deshumaniza, degrada, rebaja la condición y la decencia de los seres humanos y subvierte todo viso de inteligencia y cordura.
*María Gómez Peña de origen guatemalteco de 12 años, desapareció de su casa en Gainesville el pasado 29 de mayo y fue encontrada en Ohio en compañía de un hombre adulto de 34 tras una búsqueda coordinada por varias agencias de aplicación de la ley a nivel local, estatal y nacional.