En sus manos
Si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos,
sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
1 Juan 5:14-15.
Cierto día, debido a una reunión de trabajo, tuve que ir a un laboratorio situado en la región parisina. Llegué al lugar de la cita media hora antes, y de repente se me ocurrió: «¿Por qué no vas a saludar a Audrey?».
Audrey, una jovencita cuya familia era creyente, acababa de empezar su primer trabajo en ese laboratorio, en donde yo mismo había trabajado en otra época. Pregunté por ella y, cuando llegué a su oficina, llamé a la puerta y abrí? Audrey se acercó a mí maravillada.
Después de saludarme, me dijo: «Tengo un grave problema en el trabajo y no sé a quién contárselo. Esta mañana le pedí al Señor que me enviase a alguien para que me ayudara». Entonces analizamos juntos la situación y pude darle algunos consejos.
Esa media hora pasó volando y pronto tuve que irme a la reunión. Nos despedimos de forma muy rápida, ambos agradecidos al Señor.
Él escucha la oración y responde de manera maravillosa; fortalece nuestra débil fe por medio de «coincidencias» significativas, pues todo está en sus manos. Nos sentimos muy felices al recibir una respuesta a nuestra oración o cuando descubrimos que, inconscientemente, estuvimos en las manos de Dios para socorrer a uno de los suyos. Qué gozo haber experimentado su presencia, sus sorprendentes respuestas y su aprobación.