No dejarse timar
El temor es generalizado entre los dirigentes, las autoridades diplomáticas y los activistas que todos los días tienen que lidiar con casos en los que, familias latinas por su vulnerabilidad son estafadas y exprimidas de manera inmisericorde por los oportunistas que nunca faltan.
Hace un par de días una mujer se acercó a este medio de comunicación para pedir una orientación a cerca de un buen abogado, porque su hija mayor es una candidata perfecta para la acción diferida cuyas aplicaciones deben comenzar en pocos días, la razón era que, a una conocida de ella un abogado le estaba cobrando desde ya mil 500 dólares.
Posiblemente existan abogados que por el privilegio de que un inmigrante les vea la cara cobren esa cantidad, otros más selectos y celestiales cobrarán un poco más, pero aquí no se trata de seres alados que descienden del Olimpo, sino de una persona lo suficientemente honesta como para cobrar lo justo en un momento crucial para la comunidad latina.
Sabemos que no ha sido fácil para quienes se dedican a los casos migratorios desde que el presidente a Obama dejó a todos con la soga en los cuernos burlándose de la gente que cifró en él las esperanzas de una reforma al sistema de inmigración que nunca le dio la gana impulsar, pero tampoco es como para que de una vez por todas quieran sacarse el clavo con los jóvenes que ahora van a tener ese alivio temporal de la acción diferida.
Abigail Callejas, la cónsul de protección del consulado general de México en Atlanta, volvió a repetir lo que ya habían dicho las cónsules de Honduras, Guatemala y El Salvador, en el mismo sentido; “No se dejen timar” por algunos abogados que van a comenzar a cobrar más de lo que realmente cuesta este proceso.
La advertencia no sobra, porque entre nosotros ha habido de todo, hasta quienes prometen abrir archivos a quienes en este momento no tienen ninguna posibilidad de ajuste, y para mantenerles esos “archivos” actualizados por si un milagro surge de la nada, ellos serán los primeros en abrir la cola de los beneficios, claro, todo eso cuesta desde 400 hasta 800 dólares.
Todos los consulados mencionados anteriormente excluyendo los de Colombia, Perú y Ecuador, que al menos ante la prensa han guardado silencio frente a las acciones que tomarán en este proceso de acción diferida, tienen como principal meta, coadyuvar para que en lo posible, a sus connacionales se les atropelle lo menos posible y esa es una tarea verdaderamente admirable.
Las misiones consulares no deben ser solamente “ventanillas de atención” para generar dólares, de ahí que todo esfuerzo en apoyar a las comunidades vulnerables en el exterior y especialmente en este momento, tienen todo el valor merecido, en tanto convocan la solidaridad común y despiertan en sus paisanos ese sentido de pertenencia hacia sus autoridades.
Estos no son momentos fáciles desde el punto de vista económico, por eso, es importante que cada quien ponga de su parte y comience desde ya a evaluar los servicios de las personas en las cuales pretenden poner el futuro de sus hijos, de ahí que sea preponderante que cada quien acuda a sus consulados y a las organizaciones comunitarias donde seguramente recibirán un consejo más honesto.
No queremos decir que no existan profesionales capaces, serios y responsables en nuestra comunidad, los hay por montones y muy seguramente las organizaciones serias y responsables como ellos, los van a remitir a éstos, seguros todos de que se trabajará con ética, con el sentido de la buena fe y la responsabilidad social que les asiste.