Chip Rogers se va, pero hizo un gran daño
Chip Rogers se va del senado porque dizque quiere pasar más tiempo con su familia. Pues hasta llegamos a pensar que no tenía familia y en algunos casos que había sido huérfano desde pequeño, a juzgar por la forma como se refería a los inmigrantes sin documentos, de los que una vez vaticinó, dejaría al Estado libre de ellos.
Se va, habiendo cumplido su propósito de lastimar de la manera más cruel a las familias más vulnerables de nuestra comunidad, aquellas que no tienen paz ni tranquilidad, ni en el día ni en la noche, porque a través de la campaña que inició el legislador desde que llegó al senado, usando la inmigración como su caballito de batalla, las cosas cambiaron en Georgia.
Rogers es uno de esos personajes que deben tener su carisma muy bien escondido, en el año 2006 junto a un grupo de reporteros hispanos lo visitamos en su oficina del capitolio y no bastaba ser mago para ver en su rostro que le éramos incómodos, como tampoco tuvo el menor empacho en dejárnoslo saber a través de sus frases cortantes y despectivas.
Llegó a decir que no entendía las preguntas y todas las que se le formularon tuvieron que ser repetidas una y otra vez, hasta que su fino oído captaba con cinco minutos de retraso que la mayoría de los extranjeros tienen acento al hablar una segunda o tercera lengua, seguramente él nunca se va a dar cuenta que su acento en inglés puede ser muy bueno, pero que no pasa de hablar un solo idioma, el único que él quiere que todos hablen en su país y que se olviden que el mundo ya no es el mismo.
Rogers, fue el autor en el 2006 de la ley SB-529, el Acta de Cumplimiento y Seguridad de Inmigración, fue quizá uno de los primeros republicanos en el estado que descubrió que el tema de los “inmigrantes ilegales”, no solo generaba votos, sino adeptos entre los simpatizantes de la “resistencia blanca” o resistencia americana, grupos solapados de odio que se encargan de generar calumnias alrededor de las comunidades inmigrantes, para tener luego los argumentos legales que les permitan, ya no desprestigiarlas sino abusarlas y maltratarlas como ha pasado aquí en los últimos años de gobierno republicano.
En todo lo que pudo meter las manos para demostrar su desprecio por los inmigrantes lo hizo sin ningún reparo. Azuzó a sus correligionarios para que siguieran la misma tendencia a tal grado que todos los republicanos después de él, sino decían que estaban en contra de los “inmigrantes ilegales”, pareciera como si no iban a ganar las elecciones, una manera asquerosa de llegar y sostenerse en el poder, como solo ellos aprendieron a hacerlo.
Su encarnizado discurso anti-inmigrante llegó a tal grado, que así lo convirtieron los miembros de su partido en el líder de la mayoría republicana, y en las elecciones pasadas llegó a rumorarse que se estaba cocinando para la gobernación o para otros cargos más encumbrados en el concierto político nacional.
Durante su paso por el senado desde el 2002, luego de ser un simple locutor de radio y un anunciador de apuestas ilegales, por lo que tuvo que enfrentarse a algunos debates, Rogers fue objeto de varias investigaciones, algunas por manejos no muy claros de los dineros de sus campañas, otras por violaciones a las normas de ética de la corporación legislativa, y una más grave aún por sacar más de 2 millones de dólares de un banco que estaba al borde de la quiebra, para no terminar pagando sino la mitad de esa cantidad, pero en su calidad de líder de la mayoría republicana, de todas éstas salió bien librado.
El ex presidente de Bartow County Bank dijo que los actos de Rogers “contribuyeron de manera importante” al fracaso final de su banco.
Pero ni las paradojas en la vida de Rogers, ni la hipocresía de los de su partido parecieran tener límites, la misma tarde del anuncio de su salida del senado, el Sistema de Radio Pública de Georgia—GPB- por sus siglas en inglés, dijo que se sentía honrado de recibirlo para llevar a cabo con él una serie de programas especiales sobre economía que comenzarán el próximo año, si se recuerda en la pasada campaña de Mitt Romney, éste aseguró que de llegar a ser electo acabaría con la radio y la televisión pública del país, ahora Rogers entrará a comer del sistema público de radio, cuando a los republicanos conservadores como él, lo público siempre es para dar o recibir limosnas.
No nos alegramos de la salida de este hombre del senado, porque el daño que quiso hacer lo hizo, la duda que nos queda todavía es si, ante los vientos que soplan con más fuerza cada día hacia una reforma migratoria, vamos a seguir viendo a personajes como éste replegarse y si de alguna manera lo harán quienes fueron sus discípulos.
Una señal de ello ya puede vislumbrarse en el horizonte. Esta misma semana el secretario de Estado Brian Kemp, apoyado por varios senadores republicanos, dijo que estaba de acuerdo con que algunos apartes de la ley HB 87 fueran suavizados, porque de la manera en estaban siendo aplicados, le estaban generando un dolor de cabeza en sus oficinas encargadas de otorgar licencias profesionales.
En ese mismo sentido el representante estatal republicano, Rick Jasperse, dijo que estaba de acuerdo con que la ley fuera modificada en algunos puntos y prometió llevar a las sesiones legislativas del próximo año un proyecto en ese sentido.
Pareciera como si las elecciones del pasado 6 de noviembre hubieran traído a la mente de quienes sufren de amnesia temporal progresiva, que este país se ha cimentado justamente en el trabajo de los inmigrantes y que, tanto las cebollas, los pepinos, los tomates y las lechugas que se llevan a su casa los republicanos para compartir con sus familias, son cosechadas en su mayoría por las manos de los inmigrantes, muchos de ellos sin documentos para estar aquí, pero con los mejores deseos de seguirle aportando a la primera economía del mundo.
Con todo esto, podemos decir que Rogers ha dado un paso hacia adelante, no sabemos aun si para regresar en otro tiempo y en otras circunstancias por sus votos, o se quedará en la radio pública a la que todos contribuimos con nuestros impuestos, lo que si podemos asegurar es que muchos más se seguirán moviendo, porque el reinado de los anti-inmigrantes, en el caso en que se dé la esperada reforma al sistema migratorio, está al borde del colapso.