Lo barato sale caro
A veces no es fácil el proceso de manejar un tema sin que en la labor, y de alguna manera no prevista se termine involucrando el que hace las averiguaciones. Las normas de periodismo dictan que eso no debe pasar, pero igualmente las normas son escritas en sobrios y escondidos estudios de oficina donde la realidad no se compadece con los hechos de la calle.
Las estafas a través del robo de los reembolsos de impuestos son tantos en nuestra comunidad, como lo pueden ser quienes prefieren callar simplemente porque ya les pasó y no hay mucho que hacer. Nada más alejado de la realidad, pues si la gente no hace las denuncias las autoridades no tienen forma de descubrir a los estafadores y ponerlos donde deben estar: Presos.
Uno de los motivos que encontramos al analizar este caso, tanto como el robo de los números de documentos de identidad, es que en la mayoría de ellos, nuestra comunidad hispana sigue jugando al juego del “conocido de mi amiga”, una ruleta rusa que como tal, nadie sabe en qué momento soltará el disparo.
La otra falacia es, “me hicieron el favor”. Nadie paga porque le hagan un favor, porque entonces deja de ser favor. En la nota que presentamos en las páginas 18 y 19, ejemplificamos muy bien lo que resulta de un “favor” hecho desde la sala de la casa de alguien en quien usted está depositando más que su confianza, los números de seguros sociales suyos y de su familia, algo que de por sí, ya es un riesgo enorme.
No hay razón para que, con tanta información que fluye en las páginas de los periódicos locales, a través de algunas radios y de la misma televisión, aun las personas sigan creyendo en que, los amigos de mis amigos, me harán mejor el trabajo que un profesional, que tiene sus oficinas, que tiene sus registros con los gobiernos, federal, estatal y local, que tiene el conocimiento y maneja sin lugar a dudas una ética de trabajo al nivel de lo exigido.
Resulta también muy desconcertante que, por ejemplo, en el caso de las elaboraciones de las declaraciones de impuestos, nuestra gente siga pensando que eso lo puede hacer cualquiera, y sobre todo el que mayor reembolso nos ofrezca, a fin de cuentas, hay unas tablas establecidas por el gobierno federal y más allá de esos cálculos todo lo que sigue es fraude.
También desconcierta mucho que, mientras en una firma de preparadores de impuestos seria, el valor de una preparación simple con W2 sea verdaderamente económica, la gente prefiera pagar lo mismo sometiéndose al riesgo de ser estafados y peor aun que usen sus documentos para hacer otras estafas, terminando el favorcito, enredándole la vida a cualquiera.
Pero, por otro lado, está el caso de preparadores sin escrúpulos que quieren cobrar desorbitantes sumas a una familia de 4 personas, como si estuvieran haciendo los impuestos de la CocaCola, eso también es estafa, eso también es fraude, y la gente debe comenzar a reconocerlos y a denunciarlos.
Atlanta está entre las ciudades con mayores índices de fraude a los contribuyentes del IRS en el manejo de reembolsos electrónicos, no porque el sistema no sea seguro, sino porque la comunidad acude al primero que le ofrece prepararle los impuestos más baratos, y el adagio de los abuelos sigue siendo sabio aún en el siglo XXI, lo barato sale caro!